La deportación de Ariel Lara González ha desatado indignación entre su familia en Miami, que denuncia falta de empatía y abuso del sistema migratorio.
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SUSCRIBITECubano con parole detenido por ICE es deportado a México tras 7 meses preso. Su familia en Miami denuncia abuso, falta de empatía y proceso irregular
La deportación de Ariel Lara González ha desatado indignación entre su familia en Miami, que denuncia falta de empatía y abuso del sistema migratorio.
El cubano Ariel Lara González, beneficiario de parole humanitario y en pleno proceso para obtener la residencia permanente en Estados Unidos, fue deportado a México tras permanecer siete meses detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
La decisión ocurrió pese a que Ariel no tiene antecedentes criminales, participó en las protestas del 11 de julio de 2021 en Cuba, y se encontraba amparado por la Ley de Ajuste Cubano.
En Miami quedaron su esposa, su abuela y su hijo, quien celebró su primer cumpleaños sin su padre.
Ariel solo pudo felicitarlo por videollamada desde un centro de detención.
“No hay piedad. No hay empatía”, declaró su pareja, Elena Lara, a Local 10 News.
“Ariel confiaba en la protección de este país. Ahora nos sentimos traicionados.”
La mujer asegura que Ariel tenía plena confianza en líderes estadounidenses que históricamente han defendido a los cubanos perseguidos.
El joven entró legalmente a Estados Unidos en 2022 mediante parole otorgado en la frontera con México. Este año acudió a una cita oficial convencido de que recibiría la residencia. En cambio, salió esposado.
La administración justificó la detención alegando que no habían transcurrido cinco años desde su deportación anterior en 2018, un tecnicismo que la defensa considera inválido frente a su estatus legal vigente.
“Él no es un criminal, no es un indocumentado”, insistió Elena en declaraciones a Univisión.
El caso cobró notoriedad luego de que un video de la abuela norteamericana de Ariel, llorando desesperadamente por su liberación, se volviera viral.
La mujer relató que Ariel trabajaba sin descanso, la ayudaba a llevar sus medicamentos y jamás tuvo problemas legales en EE.UU.
“Estoy de acuerdo con deportar a delincuentes, no a jóvenes trabajadores”, dijo entre lágrimas.
Ariel denunció haber sido colocado en aislamiento durante tres días sin explicación.
Su caso pasó por múltiples traslados hasta que finalmente fue enviado a Texas para procesar la deportación.
El abogado Willie Allen sostiene que Ariel tenía derecho a la residencia porque su entrada al país fue legal bajo parole.
Pese a su temor fundado de persecución si regresaba a Cuba, Ariel fue deportado no a la isla, sino a México, un país que su esposa describe como “muy violento”.
Desde allí continúa llamando a su familia, consciente de que su hijo crece con él solo como una imagen en un teléfono.
La familia afirma que seguirá luchando:
“Lo único que pido es que no lo manden de vuelta a un país donde está en peligro”, había suplicado su abuela.
“Aunque no lo enviaron a Cuba, lo mandaron a un lugar donde también teme por su vida.”

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