El pistolero, Nikolas Cruz, de niño estaba atrofiado porque su madre durante el embarazo abusó de la cocaína y el alcohol, sostuvieron los abogados en el segundo día de audiencias en que pidieron que se le sentencie a cadena perpetua en vez de muerte, por la masacre en la Escuela Secundaria Marjory Stoneman en Parkland el 14 de febrero del 2018. Catorce estudiantes y tres docentes murieron en la masacre.
Cruz, de 23 años, se declaró culpable en octubre de los asesinatos y el juicio ahora es solamente para determinar su sentencia.
Anne Fischer, que administraba la guardería a la que asistió Cruz desde que tenía un año, relató que éste no progresó al mismo ritmo que los otros niños y era más pequeño. Mientras otros niños, contó, podían pedir agua y usar una cuchara, Cruz no podía hacerlo. Añadió que Cruz se caía cuando trataba de correr y su cabeza y orejas eran desproporcionadas con el resto del cuerpo.
“Se aislaba mucho. Se sentaba en un rincón y observaba”, afirmó Fischer.
Empujaba a los otros niños porque “no sabía cómo expresarse”, dijo. “Si otro niño tenia un juguete que Nikolas quería, él simplemente agarraba el juguete y golpeaba la mano del niño. Si un maestro trataba de ayudarle para que usase la cuchara y no las manos, él golpeaba la mano del maestro”.
Dijo que Linda Cruz, su madre adoptiva, era amorosa con Nikolas e hizo lo mejor que podía, pero se demoró para admitir que él tenía problemas.
La madre, añadió Fischer, desde la masacre a veces se siente un poco culpable y se pregunta si pudo haber hecho algo “para que él fuese una persona mejor”.
FUENTE: Associated Press