“Ahora estoy sin hogar, pero tengo que mantener la esperanza porque estoy viva", manifestó Sheryl Smith, que perdió el tejado de su vivienda.
Las autoridades reportaron el hallazgo de al menos cuatro cadáveres en el suroeste de Jamaica.
El primer ministro, Andrew Holness, dijo que hasta el 90% de los tejados de la comunidad costera suroccidental de Black River quedaron destruidos.
“Black River es lo que se podría describir como la zona cero", señaló. “La gente todavía está asimilando la destrucción”.
Más de 25.000 personas permanecían hacinadas en refugios en la mitad occidental de Jamaica y el 77% de la isla seguía sin electricidad.
Melissa también provocó inundaciones catastróficas en Haití, donde al menos 25 personas fallecieron y otras 18 fueron reportadas como desaparecidas, principalmente en el sur.
Steven Guadard, que vive en Petit-Goâve, dijo que el huracán mató a toda su familia.
“Tenía cuatro hijos en casa: un bebé de un mes, un niño de siete años, otro de ocho y otro que estaba a punto de cumplir cuatro", manifestó.
La Agencia de Protección Civil haitiana indicó que el meteoro cobró al menos 20 vidas en Petit-Goâve, incluyendo las de 10 menores. Además, causó daños en más de 160 hogares y destruyó 80.
Las autoridades advirtieron que 152 personas con discapacidad necesitaban ayuda alimentaria urgente en la región sur de Haití. Más de 11.600 personas seguían en refugios en todo el país.
En Cuba la gente comenzó a despejar carreteras y autopistas con maquinaria pesada e incluso solicitó la ayuda del ejército, que rescató a personas atrapadas en comunidades aisladas y en riesgo de sufrir deslaves.
No se reportaron decesos después de que la Defensa Civil evacuó a más de 735.000 personas en todo el este de la isla y se realizaron acciones preventivas, desde la poda de árboles al aseguramiento de techos.
Lentamente, comenzaban a regresar a sus hogares.
“Estamos limpiando las calles, despejando el camino”, dijo Yaima Almenares, profesora de educación física en la ciudad de Santiago, mientras junto a vecinos sacaban ramas y escombros de aceras y avenidas, cortaban troncos de árboles caídos y retiraban la basura acumulada.
En zonas más rurales a las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba el agua seguía acumulada en hogares vulnerables el jueves mientras los residentes regresaban desde los refugios para tratar de salvar camas, colchones, sillas, mesas y ventiladores que habían colocado en alto antes del paso de la tormenta.
Una reunión televisada de Defensa Civil, dirigida por el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, no proporcionó una estimación oficial de los daños. Sin embargo, funcionarios de las provincias afectadas —Santiago, Granma, Holguín, Guantánamo y Las Tunas— reportaron pérdidas de tejados, líneas eléctricas y cables de telecomunicaciones de fibra óptica, además de carreteras cortadas, comunidades aisladas y daños en plantaciones de plátano, yuca y café.
Según las autoridades, las precipitaciones fueron beneficiosas para los embalses y para aliviar la severa sequía que afectaba al este de Cuba.
Muchas comunidades seguían sin electricidad, internet y teléfono debido a los desperfectos en transformadores y en el tendido eléctrico.
El pequeño e icónico poblado de El Cobre en la provincia de Santiago fue uno de los más afectados por el paso de Melissa.
Hogar de unas 7.000 personas es además el sitio adonde se enclavó la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, patrona de Cuba y muy venerada por los fieles católicos y los de la santería.
“Muy mal que pasamos esto. Mucho aire, mucho viento, tumbadera (derrumbe) de (techos de) zinc, unas casas todas caídas. Esto fue un desastre”, dijo a la AP, Odalys Ojeda, una jubilada de 61 años.
Incluso la basílica fue afectada.
“Aquí en el santuario en lo que es carpintería, vitrales, hasta lo que es la albañilería” se reportaron muchos daños, comentó el párroco Rogelio Dean Puerta. “El poblado también tuvo afectación. Las personas perdieron sus casas, sus pertenencias. Necesitamos ayuda”, agregó.
La localidad, que durante los últimos meses ya había sufrido fuertes apagones debido a la crisis energética del país, continuaba a sin fluido eléctrico y con escasa cobertura telefónica o de internet.
Cuando Melissa tocó tierra el martes en Jamaica como un huracán de categoría 5 con vientos máximos de 295 kilómetros/hora (185 mph), igualó los récords de potencia de otros meteoros atlánticos al tocar tierra, tanto en velocidad del viento como en presión barométrica. Cuando volvió a tocar tierra en Cuba un día más tarde, todavía era un huracán de categoría 3.
Había una alerta por huracán activa el jueves para Bermudas. Las autoridades retiraron una previa para el centro y sureste de Bahamas, pero el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) advirtió sobre posibles lluvias adicionales que descargarían hasta 254 milímetros (10 pulgadas) de agua.
Se esperaba que las condiciones de huracán continúen durante la mañana en el sureste de Bahamas, donde decenas de personas fueron evacuadas.
En la madrugada del jueves, Melissa era una tormenta de categoría 2 con vientos máximos sostenidos que rondaban los 169 km/h (105 mph) y se movía en dirección norte-noreste a 33 km/h (21 mph), según el NHC, con sede en Miami.
El vórtice del meteoro estaba a unos 345 kms (215 millas) al noreste del centro de Bahamas y a unos 1.105 kms (685 millas) al suroeste de Bermudas.
De acuerdo con la previsión, Melissa pasaría cerca o al oeste de Bermudas más tarde el jueves y podría volver a ganar fuerza antes de debilitarse el viernes.
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Myers Jr. informó desde Kingston, Jamaica. Los periodistas de The Associated Press Dánica Coto en San Juan, Puerto Rico, y David Constantin en Petit-Goâve, Haití, contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
FUENTE: Associated Press