Por Dale Bendler y Miguel Cossio
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SUSCRIBITERusia no es la única amenaza para nuestras elecciones libres y justas
Por Dale Bendler y Miguel Cossio
Tomado de The Washington Times
Dale Bendler es oficial de inteligencia retirado de la CIA, con 37 años de servicio. Fue jefe de estación de la CIA en varias capitales del mundo. Actualmente dirige la empresa Cyber and Urban Safety Company en Miami (161staysafe.com).
Miguel Cossío es gerente general de América CV Network, con 35 años de experiencia en la industria como director, productor y periodista.
La interferencia extranjera en las elecciones de los EE. UU. es una preocupación vital. Rusia ha recibido la mayor atención por parte de nuestro sistema de aplicación de la ley, y con razón. Aun así, cuando el director del FBI, Christopher Wray, mencionó públicamente el pasado 4 de septiembre a algunos de los Estados que están intentando interferir en las elecciones del 2024, omitió uno que repetidamente y de manera encubierta ha socavado los intereses de los EE. UU.: Cuba, un estado cliente de Rusia hoy y, con anterioridad, de la Unión Soviética.
En 2019, un informe bipartidista del Comité de Inteligencia del Senado halló que Rusia intentó interferir en las elecciones de 2016, inundando las redes sociales con contenido divisivo, informes falsos y teorías de conspiración.
Richard Burr, senador republicano de Carolina del Norte y copresidente de ese comité entonces, dijo que “al explotar divisiones existentes, Rusia está tratando de generar desconfianza en nuestras instituciones democráticas y entre los estadounidenses. Aunque Rusia pudo haber sido la primera en perfeccionar las tácticas modernas de desinformación descritas en este informe, otros adversarios, incluidos China, Corea del Norte e Irán, están siguiendo su ejemplo”.
No cabe duda de que nuestros adversarios continuarán utilizando la guerra de la información para debilitar la confianza de los estadounidenses en el proceso electoral y para ayudar a moldear actitudes favorables a sus candidatos preferidos.
Dado que algunos políticos estadounidenses mantienen posturas conciliatorias hacia Cuba y continúan sus esfuerzos por poner fin al embargo comercial contra la dictadura militar de la Isla, también se debe vigilar de cerca a La Habana a fin de detectar cualquier esfuerzo por influir en el resultado de las elecciones de este noviembre. Cuba tiene un largo historial de operaciones de influencia en los Estados Unidos, y en estas elecciones, La Habana preferiría una victoria de Kamala Harris sobre Donald Trump.
Esto se debe a que las administraciones demócratas de Obama y Biden adoptaron un enfoque mucho más suave hacia el régimen comunista de Cuba que las administraciones republicanas de Trump y Bush.
Los observadores de Cuba valoraron el reporte de julio de la Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional (ODNI, por sus siglas en inglés), cuando informó que el régimen cubano estaba intentando influir en las elecciones de 2024 en los EE. UU. La ODNI afirmó que Cuba está actuando de la misma manera que China, Rusia e Irán, y es una amenaza para la seguridad electoral de los Estados Unidos.
La oficina advirtió que las operaciones de influencia maligna patrocinadas por La Habana ya estaban en marcha en Florida y más allá de este estado. Un funcionario de la ODNI confirmó el pasado mes de julio al Miami Herald que una operación de interferencia cubana está en curso y que su campaña está activa.
“El gobierno cubano está llevando a cabo operaciones de influencia localizadas que se centran más específicamente en candidatos opositores al régimen en los Estados Unidos”, dijo el funcionario.
En otro artículo, el Miami Herald recordó ese mismo mes la interferencia cubana en las elecciones de mitad de mandato de 2022, señalando que “un informe de inteligencia de los EE. UU. encontró que funcionarios cubanos trabajaron para establecer relaciones con miembros de los medios de comunicación estadounidenses que mantenían opiniones negativas sobre los críticos de La Habana en el Congreso, y que una red de cuentas en redes sociales, casi con certeza vinculada de manera encubierta a Cuba, amplificó contenido despectivo sobre políticos estadounidenses considerados hostiles al estado cubano”.
Solo podemos esperar que los periodistas estadounidenses previamente manipulados por Cuba en 2022 hayan aprendido de esa experiencia.
Aunque la mayoría de las operaciones de interferencia de Cuba están dirigidas contra republicanos, la preocupación por las campañas electorales patrocinadas por Cuba debería ser compartida por ambos partidos. Por ejemplo, Mark Warner, el senador demócrata de Virginia que es presidente del Comité de Inteligencia del Senado —y que por lo tanto está completamente informado sobre las últimas advertencias de inteligencia— quiso asegurarse de que Cuba fuera incluida en la lista de otros actores malignos, como Rusia, China e Irán.
¿Por qué no lo logró?
Además de la interferencia electoral, observamos que Cuba está involucrada en una serie de otras amenazas relacionadas con la seguridad nacional:
La comunidad cubanoamericana, que ha advertido durante mucho tiempo a los funcionarios estadounidenses sobre las operaciones de influencia de La Habana en naciones occidentales, está dando la voz de alarma: sabemos que estas elecciones estarán reñidas. Necesitamos integridad en los votantes para que cada voto cuenta. Nuestro enfoque, como comunidad que valora el estilo de vida estadounidense, está exactamente dónde debe estar: alertando a las autoridades y cooperando con las grandes empresas tecnológicas y nuestros conciudadanos.
Las principales amenazas son Rusia, China e Irán, pero Cuba se ha ganado un lugar en esa lista, y Washington debe permanecer vigilante para detectar, exponer y detener a nuestros vecinos caribeños que pretenden socavar nuestro duradero sistema de elecciones libres y justas.
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