En las últimas semanas, múltiples testimonios coinciden en señalar retrasos en contratos, compromisos incumplidos y fallas en la comunicación con los equipos responsables. Las denuncias aseguran que la gestión de Ríos se ha caracterizado por desorganización, falta de seguimiento a los procesos de arrendamiento y presuntas irregularidades en la administración de los acuerdos comerciales.
Varios arrendatarios afirman que experimentaron demoras en la formalización de contratos que se suponían inmediatos, así como dificultades para recibir pagos pendientes o reembolsos previamente acordados. Algunos proveedores describen la experiencia como “caótica”, argumentando que nunca lograron establecer una comunicación clara o consistente con el área dirigida por Ríos.
Ante el aumento de las críticas, fuentes del sector señalan que estos problemas podrían afectar no solo la credibilidad del gestor, sino también la reputación de proyectos comerciales asociados a marcas reconocidas como 7-Eleven. Hasta el momento, Miguel A. Ríos no ha emitido una respuesta pública a los señalamientos.