Al enterarse de la amenaza, la administración del presidente Joe Biden se puso en contacto con el Servicio Secreto para informarles, y dicha información se compartió con el agente de seguridad principal a cargo de la protección de Trump y su campaña. Eso llevó a la agencia a aumentar los recursos y activos para proteger a Trump. Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato para discutir asuntos sensibles de inteligencia.