Con su singular brillantez, la estrella de la gimnasia comandó una aplastante actuación de Estados Unidos en la final de equipos escenificada en la caldera de la Arena de Bercy la noche del martes.
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SUSCRIBITEPARÍS (AP) — La “Gira de Redención” culminó en el sitio predilecto de Simone Biles: lo más alto del podio olímpico. Otra vez.
Con su singular brillantez, la estrella de la gimnasia comandó una aplastante actuación de Estados Unidos en la final de equipos escenificada en la caldera de la Arena de Bercy la noche del martes.
Gracias a una Biles imperial, la puntuación total de 171.296 de las estadounidenses superó ampliamente las de Italia y Brasil. Fue el punto de exclamación para un año en el que Biles consolidó su legado como la más grande de su deporte y entre las más sobresalientes en la historia de los Juegos Olímpicos.
No fue tan fácil. El equipo de gimnastas reconoció que había experimentado ansiedad la víspera, y decidió sostener una conversación antes de la final del martes.
“Creo que estábamos teniendo algunos problemas”, dijo Biles. “Así que definitivamente fue algo necesario”.
Para el momento en que llegaron a la prueba, la tensión se había ido, reemplazad por la alegría. Y poco después, llegó el resultado — las estadounidenses en lo más alto y el resto del mundo atrás.
El oro nunca estuvo en duda desde el momento en el que Jordan Chiles inició la noche al completar su doble Yurchenko en el potro.
Para cuando Biles saltó al piso para el último evento, con un vendaje en la pantorrilla izquierda que le causó molestias durante la clasificación, su quinto oro olímpico estaba al alcance. Lo consiguió con un ejercicio de piso al compás de música de Taylor Swift y Beyoncé.
La campeona de 27 años decidió cerrar a lo grande, sellando el tercer oro de Estados Unidos en las últimas cuatro ediciones de los Juegos.
Las estadounidenses siguen siendo indomables (aunque no perfectas, así es la gimnasia) cuando están en todo su esplendor.
Y a lo largo de dos horas ante un público que incluyó a la legendaria tenista Serena Williams, la actriz Natalie Portman y el esposo de Biles, el safety de los Bears de Chicago, Jonathan Owens, la gimnasta estelar no dejó duda alguna sobre su clase.
Tampoco quedaron muchas dudas sobre su condición como la más grande de la gimnasia. Tras haber dejado atrás los “twisties” que le afectaron en Tokio, confirmó su sitial en el panteón del movimiento olímpico de Estados Unidos.
Ocho años antes, Biles había triunfado en Río de Janeiro con un grupo que apodaba “Abuela” a Aly Raisman, quien tenía 22 años. Ahora Biles tiene 27, está casada, y volvió junto con Jade Carey (24 años), Chiles (23), Lee (21) y la adolescente Hezly Rivera.
“Nadie nos puede encasillar ahora”, dijo Biles, quien de nuevo desafió los conceptos sobre lo que una gimnasta puede hacer o no.
Tres años después de apartarse de la misma competición para cuidarse — una decisión que alteró cómo se hablaba sobre la salud mental en el deporte — Biles incrementó su cosecha de medallas a una sideral cifra de 38.
Ocho de esa han sido bajo los anillos olímpicos, dejando atrás a Shannon Miller en cuanto a la mayor cantidad obtenida por una gimnasta estadounidense.
Pero su regreso no fue específicamente con el objetivo de ganar. Nunca fue su norte, nada más la consecuencia de su excelencia inigualable. Obedeció a la alegría de competir que había extraviado en algún momento.
“Ella es la más grande entre las grandes”, dijo Chiles, quien tiene ahora un oro que hace juego con la plata que ella, Lee y Biles consiguieron en Tokio.
FUENTE: Associated Press
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