El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart aseguró que las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua quedarían debilitadas al punto de no sobrevivir a un nuevo mandato de Donald Trump, gracias al aumento de la presión política y económica de Washington.
En una entrevista concedida a la periodista Ninoska Pérez, Díaz-Balart —representante republicano por Florida— afirmó que estos regímenes estaban “rezando” para que Trump perdiera las elecciones de 2024, ya que su administración los puso “contra las cuerdas”.
“Estoy convencido de que el régimen de Venezuela, igual que el de La Habana y el de Managua, no sobreviven otros cuatro años del presidente Trump, por su actitud de solidaridad con los pueblos oprimidos y su firmeza frente a los tiranos”, declaró.
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Crítica a las administraciones demócratas
El legislador contrastó la política de Trump con la de Barack Obama y Joe Biden, quienes —a su juicio— favorecieron a los regímenes autoritarios con intentos de normalizar relaciones. Según Díaz-Balart, esa línea debilitó la presión internacional sobre La Habana, Caracas y Managua.
Asimismo, defendió la decisión de Trump de catalogar a Nicolás Maduro como líder de un “Estado patrocinador del terrorismo”, argumentando que Venezuela sirve de plataforma a grupos extremistas internacionales.
Durante un acto en Miami con líderes del exilio cubano y venezolano, Díaz-Balart elogió el compromiso del expresidente en la lucha contra el comunismo y lo calificó como un aliado clave de las comunidades exiliadas.
“La situación en Venezuela, Nicaragua y Cuba no es solo desastrosa para sus pueblos, sino también una amenaza directa a la seguridad nacional de EEUU”, subrayó.
La postura de Trump en 2025
Aunque Díaz-Balart insiste en que Trump representa un desafío existencial para estas dictaduras, la Casa Blanca ha adoptado un discurso más pragmático en política exterior.
A diferencia de sus primeros años en la presidencia, el enfoque actual se centra en la seguridad nacional defensiva, la reducción de conflictos armados y la consolidación económica interna, sin promover cambios de régimen en otros países.
El lema “Make America Great Again” sigue guiando su agenda, ahora con mayor énfasis en la autosuficiencia económica, la modernización de infraestructuras y la protección de los intereses nacionales a través de acuerdos internacionales que favorezcan directamente a los ciudadanos estadounidenses.