La Habana acusa a EE.UU. de “piratería y terrorismo marítimo” tras la segunda incautación en el Caribe
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SUSCRIBITELa dictadura cubana condena la nueva incautación de un buque petrolero frente a Venezuela y acusa a EE.UU. de piratería y agresión para apoderarse del petróleo
La Habana acusa a EE.UU. de “piratería y terrorismo marítimo” tras la segunda incautación en el Caribe
El régimen cubano reaccionó con dureza a la nueva confiscación de un buque petrolero frente a las costas de Venezuela, una operación atribuida a fuerzas de Estados Unidos en aguas internacionales del mar Caribe, que eleva aún más la tensión regional.
La respuesta oficial fue emitida por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, quien calificó la acción como una “nueva provocación estadounidense” contra Venezuela, acusando a Washington de intentar escalar la agresión y apoderarse de los recursos naturales venezolanos.
En un mensaje publicado en la red social X, Rodríguez Parrilla condenó la operación y afirmó que se trata de un “acto de piratería y terrorismo marítimo”, que viola de manera flagrante el Derecho Internacional, el Derecho Marítimo y la libertad de navegación y comercio.
“El gobierno de Estados Unidos vuelve a mostrar un total irrespeto por las normas internacionales”, sostuvo el canciller cubano, al tiempo que llamó a la comunidad internacional a pronunciarse contra lo que describió como una escalada peligrosa en el Caribe.
La reacción de La Habana se produce luego de que Estados Unidos interceptara un segundo buque petrolero en aguas internacionales, frente a Venezuela, en una operación liderada por la Guardia Costera de Estados Unidos.
Tres funcionarios estadounidenses confirmaron el hecho a la agencia Reuters, bajo condición de anonimato, aunque sin revelar la ubicación exacta del operativo.
El incidente ocurre pocos días después de que el presidente Donald Trump anunciara un “bloqueo total y completo” contra todos los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela, como parte de su estrategia de presión contra el régimen de Nicolás Maduro.
Posteriormente, el propio gobierno estadounidense desclasificó imágenes del abordaje y confiscación del buque. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó que la operación se ejecutó antes del amanecer del 20 de diciembre.
“Estados Unidos continuará persiguiendo el tráfico ilícito de petróleo autorizado, vinculado al financiamiento del narcoterrorismo”, aseguró Noem, reforzando el mensaje de que las acciones se mantendrán.
Según Reuters, tras la primera incautación se habría generado un “embargo de facto”, con múltiples petroleros cargados de crudo venezolano permaneciendo varados en aguas cercanas por temor a ser confiscados. La agencia señala que las exportaciones de petróleo de Venezuela habrían caído de forma drástica.
Tercer buque interceptado en días recientes
A este escenario se suma la interceptación del petrolero Bella-1, con bandera panameña, también en aguas internacionales. El buque está vinculado a la empresa Louis Marine Shipholding Enterprises, relacionada —según autoridades estadounidenses— con la Guardia Revolucionaria de Irán.
El Bella-1 había sido sancionado desde junio de 2024 por la OFAC, lo que refuerza la tesis de Washington sobre una red internacional de evasión de sanciones.
Con al menos tres incautaciones recientes, la presencia militar estadounidense en el Caribe se ha intensificado, mientras Cuba y Venezuela denuncian lo que consideran una campaña de asfixia económica y presión política.
Desde Caracas, Nicolás Maduro ha reiterado que estas acciones buscan derrocar su gobierno y apoderarse del petróleo venezolano, un argumento que ahora es respaldado públicamente por el régimen cubano.

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