El inusual hermetismo de la institución rompe una tradición de décadas y despierta especulaciones sobre presiones políticas, tensiones internas y el complejo contexto cubano.
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SUSCRIBITEEl silencio de la Asociación Cultural Yoruba sobre la Letra del Año 2026 rompe una tradición histórica y genera incertidumbre entre practicantes dentro y fuera de Cuba
El inusual hermetismo de la institución rompe una tradición de décadas y despierta especulaciones sobre presiones políticas, tensiones internas y el complejo contexto cubano.
La Asociación Cultural Yoruba de Cuba aún no ha publicado el esperado adelanto de la Letra del Año 2026, un pronóstico espiritual que cada diciembre es seguido con atención por miles de practicantes de religiones afrocubanas dentro y fuera de la Isla.
A pocos días de concluir el mes, el silencio oficial de la institución ha generado desconcierto, preocupación y especulación entre creyentes, sacerdotes y comunidades religiosas que consideran este documento una guía espiritual clave para enfrentar los retos del nuevo ciclo.
Históricamente, a finales de diciembre la Asociación divulga un resumen preliminar de la Letra del Año, acompañado de imágenes del ritual de consulta y referencias a las divinidades regentes, advertencias y recomendaciones generales.
Este año, sin embargo, no se ha publicado ningún adelanto, ni se han compartido imágenes del ceremonial religioso que antecede a la Letra, rompiendo una práctica que se ha mantenido de forma ininterrumpida durante décadas.
Rumores, tensiones y mayor escrutinio
Fuentes vinculadas al ámbito religioso, que solicitaron anonimato, señalan que el hermetismo podría estar relacionado con el clima político y social que atraviesa el país, donde instituciones culturales y religiosas operan bajo un mayor nivel de vigilancia y control estatal.
La falta de comunicación oficial ha alimentado rumores sobre presiones externas, posibles divisiones internas o desacuerdos en torno al contenido del pronóstico espiritual para 2026.
Hasta el momento, la Asociación no ha respondido a solicitudes de información realizadas por medios independientes ni ha emitido aclaraciones en sus canales oficiales o redes sociales.
Reacciones dentro y fuera de Cuba
La ausencia del adelanto ha provocado comentarios y cuestionamientos tanto en la Isla como en comunidades afrocubanas del exilio, donde la Letra del Año también tiene amplia repercusión simbólica y práctica.
Para muchos creyentes, este documento no solo tiene un valor religioso, sino que funciona como una herramienta de orientación espiritual y social, especialmente en un contexto marcado por la incertidumbre económica, la migración y la crisis estructural del país.
Expectativa para enero
Aunque la tradición indica que la Letra completa suele publicarse en los primeros días de enero, el silencio prolongado refuerza una sensación de incertidumbre poco habitual alrededor de uno de los eventos religiosos más relevantes de la santería y otras prácticas afrocubanas.
La Letra del Año es, para miles de practicantes, un termómetro espiritual del país. Su ausencia temporal no pasa desapercibida en un escenario donde lo religioso y lo social están profundamente entrelazados.
El antecedente de 2025
En 2025, la Letra del Año publicada por la Asociación Cultural Yoruba ofreció un mensaje centrado en una “suerte de salud firme y segura en el plano de la tierra”, con Shangó como deidad regente y Oshún como acompañante.
El pronóstico incluyó recomendaciones sobre:
Atención a adolescentes y jóvenes
Protección de la integridad familiar
Prevención ante hechos delictivos
Cuidado de la salud frente a enfermedades diversas
Hoy, con 2026 a la vuelta de la esquina, la falta de señales oficiales mantiene en vilo a una comunidad acostumbrada a encontrar en la Letra una brújula espiritual para el año entrante.

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