Elián González Brotons, delegado al X Congreso de los CDR, dice que la revolución es mucho más que hambre y apagones, algo que calificó de “efectos colaterales” motivados por quienes no quieren que Cuba tenga una revolución.
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SUSCRIBITEElián González Brotons, delegado al X Congreso de los CDR, dice que la revolución es mucho más que hambre y apagones, algo que calificó de “efectos colaterales” motivados por quienes no quieren que Cuba tenga una revolución.
Estas declaraciones viene luego que el régimen pida otra vez a los cubanos que se aprieten aún más los cinturones, en medio de otra escasez de combustible en la isla.
Y lo hace ahora pidiéndole otra vez también lo que una mayoría de los cubanos hace rato perdió: confianza en una revolución comunista que le impone hoy más apagones, más escasez de alimentos y más restricciones en su vida cotidiana.
En lo que parecerían ser los últimos tiempos de la muy deprimida libreta de racionamiento en Cuba, el ministro de Economía, Alejandro Gil, dijo en otra Mesa Redonda llena de justificaciones, que el régimen no podía asumir el compromiso permanentemente de distribuir por la canasta básica lo que importa del exterior y que, supuestamente, no tenía las divisas para comprar ni siquiera la leche de los niños, restringida sólo hasta los seis años de edad.
Por si fuera poco, el titular de Energía, Vicente de la O, anunció más apagones en octubre, al argumentar más escasez con el combustible, en otra de las tantas promesas incumplidas por ese régimen, que había anunciado que desde el fin de año pasado habría un gran alivio en los cortes de electricidad.
El nuevo apretón de tuercas impuesto por el régimen con apagones y escasez de combustible y de productos de la canasta básica se da cuando el Sexto Informe sobre Estado de Derechos Sociales en Cuba, hecho público en Miami por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, reveló que un 88 por ciento de los cubanos vive en extrema pobreza, un 13 por ciento más que en 2022, y que su preocupación por la crisis alimentaria subió cinco puntos, en relación con el pasado año, seguida por la preocupación por los salarios un 50 por ciento y la inflación un 34 por ciento.
El informe también reveló un empeoramiento de la sanidad pública en la isla.
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