El gobierno cubano anunció la extensión de la exención arancelaria para la importación de alimentos, medicamentos y productos de aseo hasta el 31 de enero de 2026, medida que permitirá a los viajeros continuar introduciendo estos artículos sin límite de cantidad ni pago de impuestos, siempre que sea sin fines comerciales y a través de equipaje acompañado.
La nueva disposición amplía el plazo establecido anteriormente, que vencía el 30 de septiembre de 2025. Además, se ratificó que se mantendrá hasta esa misma fecha la posibilidad de importar plantas eléctricas de más de 900 W, una alternativa impulsada por la prolongada crisis energética del país, según explicó el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso.
La medida quedó oficializada en la Gaceta Oficial No. 59 Extraordinaria y, de acuerdo con las autoridades, busca mitigar la grave escasez de productos básicos que afecta a la población. Sin embargo, lejos de mejorar, la crisis se ha profundizado desde que esta política fue implementada por primera vez en 2021.
Origen de la medida y contexto de crisis
La exención arancelaria se introdujo tras las protestas masivas del 11 de julio de 2021, en medio de la emergencia sanitaria provocada por la pandemia. En aquel momento, el régimen la presentó como un alivio temporal para responder al descontento popular. No obstante, la realidad demuestra que se trata más de un paliativo que de una solución a los problemas estructurales del sistema económico cubano.
Además, la mayoría de los ciudadanos no logra beneficiarse de esta normativa debido a la falta de acceso a viajes internacionales o remesas familiares, lo que limita su alcance real.
Crisis energética y creciente malestar social
A la escasez de alimentos y medicinas se suma el deterioro del sistema eléctrico nacional, que la semana pasada sufrió su quinto apagón general en menos de un año tras la salida imprevista de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, dejando a todas las provincias sin servicio.
La falta de electricidad también ha impactado el suministro de agua potable, afectando a millones de cubanos con cortes parciales o totales, según ha reconocido el propio gobierno. Esta situación ha provocado nuevas protestas en varias localidades, entre ellas Gibara, donde la población salió a las calles y fue reprimida por las fuerzas de seguridad, con al menos siete detenidos confirmados.
Una crisis sin salida visible
Cuatro años después del 11J, las condiciones que motivaron aquellas históricas manifestaciones no solo persisten, sino que se han agravado. La extensión de la libre importación de artículos básicos hasta 2026 ofrece cierto respiro a quienes pueden viajar, pero para la mayoría de los cubanos sigue siendo una medida insuficiente frente a la magnitud de la crisis económica, sanitaria y energética que golpea a la Isla.