La audiencia prevista para este martes fue pospuesta para el 12 de enero, luego de que el juez Edwin Torres aceptara cambiar la fecha a pedido de la abogada de Víctor Manuel Rocha.
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SUSCRIBITELa audiencia prevista para este martes fue pospuesta para el 12 de enero, luego de que el juez Edwin Torres aceptara cambiar la fecha a pedido de la abogada de Víctor Manuel Rocha.
El ex diplomático de 73 años, quien fue segundo jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana y embajador en Argentina y Bolivia, enfrenta hasta ahora 15 cargos relacionados con seis delitos de espionaje, por los que podría ser condenado a hasta 60 años de prisión.
Entre las posibles razones para la posposición de la audiencia se especula que la Fiscalía y la defensa podrían estar trabajando en un acuerdo de culpabilidad, que rebajaría la condena, a cambio de una colaboración total con la investigación de las autoridades federales, que incluiría la revelación de nombres de agentes, espías y colaboradores del régimen castrista.
También se menciona la necesidad de profundizar en las pesquisas y añadir nuevas acusaciones, en dependencia del alcance del daño causado por 40 años de presunto espionaje.
Rocha fue arrestado en Miami el pasado 1 de diciembre, después de que admitió sus actividades a un agente encubierto del FBI, que se hizo pasar por otro espía cubano.
En los encuentros con el supuesto agente Miguel, de la Seguridad del Estado cubana, confesó que su mayor interés cuando trabajó como diplomático era fortalecer la revolución, mientras se refería a Estados Unidos como “el enemigo” y a Fidel Castro como “El Comandante”.
Un artículo de The Wall Street Journal, escrito por José de Córdoba y Warren Strobel, reseña cómo Rocha se valió de las ventajas y facilidades de Estados Unidos para vivir el sueño americano y servir a un país enemigo.
Nacido en Colombia, emigró cuando era niño a Estados Unidos y vivió en un apartamento de Harlem con su madre costurera, un tío y dos hermanos durante la década de 1960.
Con títulos de las universidades de Yale, Harvard y Georgetown, se unió al Departamento de Estado en 1981 y ocupó diferentes cargos diplomáticos en media docena de países latinoamericanos, el último de ellos como embajador en Bolivia hasta su retiro en 2002.
Cuando se encontraba destacado en La Paz, llamó a votar en contra de Evo Morales y terminó causando un efecto contrario, pues su acción fue vista como una injerencia en los asuntos internos de Bolivia.
A la luz de los acontecimientos actuales, todo cobra un nuevo sentido, pues habría facilitado la elección de Morales, un aliado ideológico de La Habana.
“Nuestra protesta fue tan intensa que acabó con la carrera diplomática de Rocha. Echó a perder las elecciones. En su momento se pensó que “El Rochazo” era un error. Pero si en aquel momento trabajaba para Cuba, fue mucho más que una metedura de pata. Fue criminal”, dijo al WSJ Carlos Sánchez Berzaín, quien fuera ministro del gobierno del entonces presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada.
De acuerdo con lo arrojado hasta ahora por las investigaciones, sus primeros contactos con la Inteligencia cubana se habrían producido en Chile en los primeros años de la década de 1970 y sus motivaciones habrían sido ideológicas, típicas del resentimiento tercermundista antiestadounidense que aún pulula en Latinoamérica.
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