La fiscalía presentó 15 nuevos cargos criminales contra Víctor Manuel Rocha, exdiplomático de alto rango de los Estados Unidos, acusándolo de espiar para Cuba durante más de 40 años, además de incurrir en fraude electrónico. Esta acusación ha sido documentada en el sistema judicial de Estados Unidos.
Un Gran Jurado ha formalizado los cargos contra Rocha, de 73 años, por seis delitos, cuya condena combinada podría alcanzar hasta 60 años de prisión en caso de ser declarado culpable.
El exdiplomático tenía programada una audiencia el pasado miércoles en un tribunal de Miami, la segunda en el proceso desde su arresto el 1 de diciembre, sin embargo, el juez Edwin G. Torre decidió posponerla para el próximo martes 12.
Las acusaciones apuntan a que Rocha, durante aproximadamente cuatro décadas, operó en secreto como "agente del gobierno de la República de Cuba", mientras desempeñaba funciones en el Departamento de Estado entre 1981 y 2002, ocupando diversos cargos en las embajadas estadounidenses en República Dominicana, Honduras, México y Argentina.
La seriedad de las acusaciones contra Rocha es tal que, según diversas fuentes de inteligencia, el impacto de sus actividades como espía podría exceder el de Ana Belén Montes, exanalista de la CIA que espió para Cuba durante años.
Según los documentos judiciales, la defensa de Rocha está a cargo del bufete de abogados Akerman, que se autodefine como uno de los principales en cuanto a la política hacia Cuba y las relaciones entre el gobierno de EE. UU. y la dictadura comunista. Recientemente, este bufete auspició el viaje de numerosos pequeños empresarios cubanos a EE. UU., algunos de los cuales estarían vinculados al aparato de inteligencia del régimen, según diversas investigaciones periodísticas.