El petrolero Dhalkut, que transporta crudo y productos derivados del petróleo, ha encallado cerca de la costa de Curazao tras meses de espera para obtener permisos de atraque en la terminal de Bullenbaai. Desde noviembre de 2024, el buque navegaba en aguas cercanas sin autorización para desembarcar su carga, una situación atribuida a las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela, que han complicado las operaciones comerciales en la región.
La negativa de las autoridades curazoleñas para permitir el atraque del Dhalkut ha generado incertidumbre en el sector energético local. Expertos señalan que las sanciones han tenido un impacto creciente en Curazao, afectando acuerdos comerciales y la operatividad de instalaciones petroleras en la isla. Un ejemplo de ello es la reciente orden del gobierno estadounidense a la empresa Global Oil para cesar sus operaciones en Caracas, lo que ha repercutido en su convenio con la refinería 2Bays de Curazao.
La falta de comunicación oficial por parte del gobierno de Curazao sobre las razones específicas para denegar el atraque del Dhalkut ha aumentado la especulación en torno al incidente. Fuentes de la industria naviera indican que, en otras regiones afectadas por sanciones, es común realizar transferencias de carga de un buque a otro para sortear restricciones. Sin embargo, esta práctica no se ha implementado en el caso de Curazao.
La resolución de esta situación depende en gran medida de la obtención de un permiso por parte de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos. Esta autorización es esencial para que las operaciones comerciales con Venezuela se realicen sin infringir las sanciones vigentes. Mientras tanto, el Dhalkut permanece varado, simbolizando los desafíos que enfrenta la industria petrolera de Curazao en el actual contexto geopolítico.