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UNPACU

La masonería: una faceta poco conocida de José Daniel Ferrer

"Me inicié en la masonería por mi deseo de seguir los pasos de destacados luchadores y porque creí que encontraría cubanos con deseos de una Cuba libre"

LA HABANA, Cuba. – “Me inicié en la masonería por mi deseo de seguir los pasos de destacados luchadores y porque creí que dentro de sus filas encontraría cubanos con deseos de tener una Cuba libre y próspera como la que soñó Martí y por la que tantos masones lucharon”.

Así explica José Daniel Ferrer García las razones de su pasión por la masonería. Este destacado dirigente de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) declara su fascinación por esta Orden Fraternal desde edades tempranas, pues había leído que George Washington, Simón Bolívar, José de San Martín, José Martí, Antonio Maceo y muchos mambises e ilustres luchadores por la libertad, fueron masones.

“Pero no fue hasta mediado de la década del 90 del siglo pasado -revela- que me propuse ser masón, mientras leía los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, precisamente la cuarta novela, de la segunda serie, titulada ‘El Grande Oriente’. Y aunque Galdós resulta crítico con la Fraternidad, avivó mi interés con su personaje Salvador Monsalud”.

Con 28 años de edad, en noviembre de 1998, se inicia Ferrer en la Logia “Valle del Cauto”, poblado Palmarito de Cauto, municipio Mella, provincia Santiago de Cuba.

También, según declara, le atraía la fraternidad “porque deseaba relacionarme con hombres libres y de buenas costumbres, tan escasos en sociedades bajo regímenes totalitarios”.

Entre 1999 y 2003, tuvo una vida masónica muy activa y dinámica. En su logia ocupó varios cargos: Orador, Secretario y Representante ante la Gran Logia de Cuba. También visitaba constantemente las logias de su provincia, en donde, afirma, “mis humildes oratorias eran muy bien recibidas por la mayoría”. No faltaron entonces los partidarios del régimen que lo criticaran y reprocharan que sus discursos tuvieran dobles intenciones. Su respuesta era simple y certera: “Una sola intención tienen mis discursos, siempre a favor de la verdad y la justicia”.

José Daniel Ferrer y su hermano Luis Enrique estuvieron entre los 12 masones que integraron el Grupo de los 75 disidentes apresados durante la Primavera Negra de Cuba, en abril de 2003. Cuenta que, en esta ocasión, la Seguridad del Estado le robó incluso las fotos sobre su vida masónica.

Para entonces dirigía el Movimiento Cristiano Liberación (MCL) en las provincias orientales y estaba al frente de la Campaña a favor del Proyecto Varela en la misma región. De igual manera, asevera que “varias decenas de nuestros activistas eran miembros de logias masónicas”. Entre ellos, Israel Fogar, Venerable Maestro de la Logia “Unión del Valle”, de San Luis, quien era el Coordinador en ese municipio santiaguero.

Narra igualmente que la policía política, a través de agentes infiltrados en su logia y otros masones presionados, tramaron para que él y su hermano fueran expulsados de la Fraternidad. Finalmente, la “infame campaña” no prosperó, gracias a “hermanos valientes y conocedores de los principios y reglas de la masonería”.

Al igual que el resto de los apresados, José Daniel fue acusado de realizar actos contra la protección de la independencia nacional, la economía y la integridad o estabilidad territorial del Estado Socialista cubano. Los cargos imputados se basaron en la Ley No. 88 de Protección de la independencia nacional y la economía de Cuba, más conocida como Ley Mordaza. Sobre él pesó una condena de 25 años de cárcel.

Durante los ocho años que estuvo en prisión, protagonizó varias huelgas de hambre exigiendo sus derechos y los del resto de sus compañeros. Agradece la ayuda que, en esa ocasión, recibió de unos pocos hermanos masones, “de esos que, como dijera Martí, llevan en sí, el decoro de muchos hombres”, dice.

Fue declarado prisionero de conciencia de la Primavera Negra de Cuba por Amnistía Internacional. Finalmente, en marzo de 2011, fue liberado por licencia extrapenal “por motivos de salud”.

Poco antes de salir de prisión, el régimen había hecho público que el ex Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, José Manuel Collera Vento, era el agente “Gerardo” de la Seguridad del Estado. Ferrer precisa que este hecho, unido a que la mayoría de los mejores masones de su logia habían emigrado, hizo que decidiera retirarse de la masonería activa: “En nuestras circunstancias, terminé pensando como Pérez Galdós, no necesariamente había que estar afiliado a una Logia para luchar por la libertad y hacer el bien a la humanidad”.

Poco después, en agosto del mismo año, fundaría la UNPACU, con el objetivo de lograr cambios democráticos en Cuba por medios no violentos. Desde su constitución, la UNPACU ha logrado aglutinar a cientos de personas de varias localidades del país y promover varias campañas por la libertad y la democracia cubana. Asimismo, es la organización con más presos políticos en las cárceles del régimen.

Según certifica José Daniel Ferrer, en la retaguardia de la UNPACU existe “más de una veintena de masones. Otros nos ayudan ocasionalmente. La mayoría tiene mucho temor a resultar víctima de la represión del régimen”.

Pese a ya no militar en la masonería de manera activa, Ferrer asegura que mantiene sus vínculos con algunos masones: “Varios me han pedido que me reincorpore, pero mi trabajo al frente de la UNPACU, no me permite hacerlo. Nuestra lucha es muy compleja y no da lugar para otras actividades”.

Asimismo, reconoce que la dictadura “tiene muy infiltradas y controladas las logias”. Ello ha causado que la Orden haya entrado en su período más oscuro en sus más de 160 años de historia y protagonismo en Cuba.

Ante ello, José Daniel argumenta que la masonería debe levantarse y “jugar el papel que le corresponde y no cumple en nuestra sociedad. Debe hacerse sentir como una Institución independiente que promueve y defiende valores reconocidos universalmente y muy en crisis en nuestra nación”.

Pese a que la masonería como institución alega que no se debe inmiscuir en asuntos políticos ni religiosos, muchas son las evidencias de que, a lo largo de la historia cubana, han tenido -y debido- que levantar su voz en defensa de la libertad y la justicia, cuando esta se ha visto mermada.

No obstante, han sido fundamentalmente las actitudes individuales de cientos de masones, las que han prestigiado a la Fraternidad. José Daniel Ferrer es uno de esos orgullosos masones que, pese al ostracismo de la institución, en su activismo político y social ha puesto en práctica y defendido esos postulados masónicos, reconocidos universalmente, de Igualdad, Fraternidad, Justicia, Honor, Tolerancia y Libertad.

FUENTE: cubanet.org

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