Ese mismo día, Biden dijo que era imposible la caída del gobierno de Kabul, que contaba con ejército de 300 mil soldados, tan bueno como cualquier otro del mundo, en el que Estados Unidos invirtió 83 mil millones de dólares solo en armarlo.
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SUSCRIBITEEse mismo día, Biden dijo que era imposible la caída del gobierno de Kabul, que contaba con ejército de 300 mil soldados, tan bueno como cualquier otro del mundo, en el que Estados Unidos invirtió 83 mil millones de dólares solo en armarlo.
Poco más de un mes después, el presidente estadounidense tiene que tragarse sus palabras, ante las imágenes de un Kabul caótico tras la entrada de los talibanes a la capital afgana.
“Los talibanes no son el ejército de Vietnam del Norte, no lo son. Bajo ninguna circunstancia verás a gente sacada por el aire desde la azotea en una embajada de EE.UU. en Afganistán. No se puede comparar”, añadió Biden el 8 de julio, en referencia a la evacuación de Saigón en abril de 1975, cuando los helicópteros estadounidenses sacaban a los diplomáticos en los últimos instantes de la guerra de Vietnam.
“¿Por qué no te callas?”, preguntaría el Rey Juan Carlos, si viera las imágenes de los helicópteros Black Hawk y Chinook sobre la azotea de la embajada estadounidense en Kabul para rescatar al personal diplomático.
Sin embargo, la Casa Blanca intenta tapar el ridículo que ha significado la caída de Kabul en manos de los talibanes y la desbandada caótica con subterfugios retóricos, al asegurar que no se trata de una evacuación, sino de un repliegue y una reducción de la presencia civil en el país centroasiático.
El fin abrupto del capítulo de Afganistán, que permitirá a los talibanes celebrar en el poder nuevamente el vigésimo aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, es el mayor ridículo en política exterior de la administración Biden, que ya ha hecho varios en sus primeros ocho meses.
La ineptitud en la planificación de la retirada, unida a la ineficacia del ejército afgano, entrenado y financiado por Estados Unidos durante dos décadas, ha sido una dolorosa bofetada a los más de 2,500 soldados caídos durante la prolongada y costosa campaña bélica.
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