El presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, considera que la secretaría de Energía jugará un rol clave en su administración. Buena parte de sus promesas de campaña tuvieron que ver con incrementar al paísen una economía verde, lo que implica que el país debe empezar a alejarse de los combustibles fósiles. Quien esté al frente de la secretaría de energía llevará adelante esa maratónica tarea.
Granholm, la elegida para esta tarea, fue gobernadora de Michigan durante 8 años. Durante ese período debió lidiar con la enorme industria automotriz de ese estado y uno de sus primeros desafíos será convencer a sus líderes de acelerar la migración hacia la producción de vehículos eléctricos e instalar una red de estaciones de carga a lo largo del país.
La ex gobernadora manejará un multimillonario presupuesto con el que debe mantener seguro el arsenal nuclear del país y 17 laboratorios en los que se desarrollan nuevas tecnologías. Pero también tiene una labor más doméstica, que tiene que ver con determinar los estándares energéticos de los electrodomésticos y regular los protocolos relacionados para los edificios de todo el país.
De ser confirmada por el Senado, Granholm será la segunda mujer al frente de esta secretaría desde su creación en 1977. Si bien no ha hablado abiertamente del tema, se sabe que durante las últimas semanas ha cabildeado para conseguir esta posición. En una reciente columna editorial publicada en el periódico The Detroit News, Granholm se posicionó como una figura nacional capaz de ayudar en la transición hacia una economía verde.
“El sector privado necesita más apoyo, y los políticos deben entender que el potencial para en el futuro seamos una nación con cero emisiones de carbono (…) La economía es clara: el momento para una recuperación baja en emisión de carbón es ahora”, escribía Granholm en su columna publicada días después de la elección del 3 de noviembre.
Cuatro años atrás, antes de que Donald Trump ganara la elección, Granholm también había hablado con el entorno de Hillary Clinton para ser considerada como secretaria de Energía en caso de que la ex primera dama ganara las elecciones.
Los nexos de Granholm con la industria automotriz fueron determinantes para su elección. El transporte es el principal emisor de gases de efecto invernadero y si Biden va a comenzar con el proceso para cumplir su promesa de que para el año 2050 Estados Unidos pasará a ser neutral en su cantidad de emisiones, la adopción de una flota eléctrica en automóviles, camiones, autobuses, trenes y aviones será absolutamente clave para llegar a ese objetivo.
El otro hecho que le jugó a favor a Granholm es que su principal competidor para la posición era el ex secretario de energía Ernest Moniz, quien no tiene una buena relación con grupos ambientalistas por sus conexiones en el pasado con la industria de los combustibles fósiles, haciendo su potencial candidatura controversial.
Se espera que bajo la administración Biden regresen los préstamos y estímulos otorgados durante la era Obama a quienes querían expandir la energía solar y eólica. En su momento, estos programas terminaron en medio de un escándalo por lo ocurrido con la empresa Solyndra, que se declaró en banca rota después recibir 500 millones de dólares en fondos federales. Durante la administración Trump se cancelaron la mayor parte de dichos préstamos y estímulos.
FUENTE: Infobae