Un informe interno de la Administración Federal de Aviación (FAA) ha revelado que la dotación de personal en la torre de control del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan era insuficiente la noche en que un avión de pasajeros y un helicóptero del Ejército colisionaron, causando la muerte de más de 60 personas.
El documento, obtenido por The New York Times, indica que en el momento del accidente solo un controlador estaba a cargo de las operaciones, cuando normalmente se requieren dos para gestionar de manera eficiente los aterrizajes, despegues y el tráfico de helicópteros. Esta situación incrementa el riesgo de errores en la coordinación, ya que los pilotos de aviones y helicópteros operan en frecuencias de radio separadas y pueden no escuchar las instrucciones dirigidas a otros.
En su primera comparecencia ante la prensa tras el inicio de su segundo mandato, el presidente Donald Trump calificó el accidente como una "tragedia de proporciones terribles" y prometió una investigación exhaustiva para esclarecer las causas del siniestro.
Durante su discurso, Trump responsabilizó a administraciones demócratas anteriores de haber debilitado los estándares de seguridad en la aviación debido a decisiones basadas en criterios políticos. "Yo priorizo la seguridad. Obama, Biden y los demócratas priorizaron la política por encima de todo, y eso tuvo consecuencias devastadoras", declaró.
Asimismo, el mandatario criticó ciertas políticas de diversidad dentro de la FAA, señalando que "un grupo dentro de la agencia determinó que la fuerza laboral era demasiado homogénea y tomó medidas para cambiar eso de inmediato".
El accidente ha reavivado el debate sobre la necesidad de reforzar el personal en las torres de control y revisar las políticas de seguridad aérea para evitar futuras tragedias.