Esperan que el proyecto de 100 páginas actualmente en discusión en la Comisión Judicial pase al pleno de la cámara antes del receso de agosto. Sin embargo, eso dista de estar asegurado, ya que muchos moderados del partido, en particular los que provienen de distritos divididos que pueden inclinarse en uno u otro sentido, recelan de una votación sobre control de armas antes de las elecciones de noviembre, sobre todo cuando el proyecto tiene escasas probabilidades de convertirse en ley debido a la oposición en el Senado.
El Congreso permitió que una ley similar que vedaba las armas de asalto caducara hace casi 20 años. Esa ley, aprobada en 1994 bajo el liderazgo del entonces senador Joe Biden, prohibía ciertas armas semiautomáticas y cargadores de gran capacidad, aunque eximía alrededor de 1,5 millones de esas armas y 25 millones que ya estaban en posesión de los estadounidenses.
En las casi tres décadas trascurridas desde entonces, las matanzas se han convertido en un escalofriante hecho habitual en Estados Unidos, y las armas semiautomáticas aparecen con frecuencia en los ataques a escuelas, lugares de trabajo, espacios públicos, tiendas, iglesias y toda clase de lugares donde se reúne la gente.
“El único fin de un arma de asalto es matar eficientemente a la gente”, dijo el demócrata Nadler al iniciar la discusión. “Es hora de proteger a nuestras poblaciones y volver a prohibirlas”.
Los demócratas de la comisión hicieron escuchar el audio de la matanza de 2018 en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, en la que murieron 17 personas y otras tantas resultaron heridas. Se escucharon decenas de disparos en apenas un minuto y 18 segundos junto con los gritos de los que intentaban huir.
“En este país hay más armas que gente y más masacres que días en el año. Es un problema singularmente estadounidense y las armas de asalto magnifican la epidemia”, afirmó el auspiciante del proyecto, David Cilline, al concluir el audio.