Unos 200 familiares y amigos de cubanos presos por la rebelión del 11 de julio firmaron una carta, que fue entregada en el Consejo de Ministros, pidiéndole al designado gobernante Miguel Díaz-Canel que decrete una amnistía y el sobreseimiento de las causas para ellos, tal como hizo Fulgencio Batista en 1955 con Fidel Castro y el resto de los asaltantes al cuartel Moncada.