Luego de que el programa 60 Minutes, de la cadena CBS, aportara hace dos semanas nuevas revelaciones sobre el llamado Síndrome de La Habana, senadores de ambos partidos enviaron una carta al presidente Joe Biden en la que piden se renueve la evaluación por parte del gobierno de Estados Unidos de lo que los funcionarios llaman “incidentes de salud anómalos”.
“En este momento, reconocemos que no debemos permitir que las acusaciones tengan más peso que las pruebas”, escribieron los miembros del Congreso. “Sin embargo, el programa 60 Minutes presentó pruebas convincentes que merecen una mayor revisión”.
La carta fue firmada, entre otros, por Susan Collins, republicana de Maine, quien integra el Comité de Inteligencia del Senado, Jeanne Shaheen, demócrata de New Hampshire, y Mark Warner, demócrata de Virginia.
“No hay mayor prioridad que la salud y la seguridad de los empleados del gobierno estadounidense y de sus familiares que comprometen sus vidas para promover los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”, escribieron. “Debemos hacer todo lo posible para protegerlos”.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, la subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh, y el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, abordaron el informe de 60 Minutes después de su emisión.
“Analizaremos nueva información a medida que llegue y haremos evaluaciones dentro del Departamento de Estado y con nuestros homólogos de la Comunidad de Inteligencia”, dijo Miller el día después del informe de 60 Minutes, transmitido el pasado 31 de marzo.
Una evaluación oficial de la inteligencia estadounidense publicada el año pasado encontró que era muy improbable que un adversario extranjero fuera responsable del Síndrome de La Habana.
La evaluación reconoció que algunas agencias de inteligencia tienen sólo una confianza baja o moderada en esa conclusión.
Greg Edgreen, un teniente coronel del ejército ahora retirado que dirigió la investigación del Pentágono sobre incidentes de salud anómalos, dijo a 60 Minutes que el listón de las pruebas estaba increíblemente alto.
Edgreen dijo que se centró en Moscú al principio de su investigación.
El personal de la Casa Blanca, los agentes de la CIA y del FBI, y los oficiales militares y sus familias se encuentran entre los que creen que fueron heridos por un arma secreta que dispara un haz de microondas o ultrasonido de alta energía.
“Y constantemente hubo un nexo con Rusia”, dijo Edgreen. “Había un ángulo en el que habían trabajado contra Rusia, se habían centrado en Rusia y lo habían hecho extremadamente bien”.
La investigación de 60 Minutes, realizada conjuntamente con The Insider y Der Spiegel, vinculó a una víctima, un agente del FBI, con trabajos relacionados con Rusia.
La evidencia sugiere que Vitali Kovalev, un ruso al que entrevistó extensamente, era un espía.
El abogado Mark Zaid tiene más de dos docenas de clientes que padecen síntomas del Síndrome de La Habana.
Dijo que las víctimas incluyen miembros de la CIA, el Departamento de Estado y el FBI.
“El único hilo que conozco con el personal del FBI que es común entre la mayoría, si no todos, de mis clientes, aparte de los familiares relacionados con el empleado, es que todos estaban haciendo algo relacionado con Rusia”, afirmó Zaid.
Un portavoz del Kremlin respondió al informe de 60 Minutes diciendo que las acusaciones contra Rusia son infundadas.