Una audiencia bipartidista en el Comité de Seguridad Nacional del Congreso de Estados Unidos, con el testimonio de tres figuras claves vinculadas a investigaciones y a la defensa de las víctimas de los ataques sónicos conocidos como el Síndrome de La Habana, mostró evidencias de por qué afirman que Rusia estaría detrás de estos ataques a diplomáticos y agentes de la comunidad de inteligencia estadounidense, que antes del 2016, en la Habana, se reportó un episodio similar en Frankfurt, Alemania, en el 2014.
Los testimonios en esta audiencia mostraron, entre otras informaciones, cómo Moscú tiene, desde la era soviética, un programa de investigación y desarrollo de larga duración de una clase de armas conocida en Rusia como armas ondulatorias, término referido a dispositivos acústicos y/o electromagnéticos de emisión de energía dirigida que pueden usarse como letales, o armas no letales.
Pero a partir del 2013, Putin impulsó este programa, al crear el Instituto de Estudios Militares Prospectivos, para desarrollar armas basadas en nuevas propiedades físicas, entre ellas, armas de rayo y de onda.
También Rusia creo el instituto de Medicina Experimental de San Petersburgo, que desarrolló una investigación para estudiar los efectos de las pulsaciones ultra e infrasónicas en el cerebro.
Esta audiencia congresional sobre el Síndrome de La Habana identificó a la unidad militar clandestina de sabotaje y asesinato más agresiva de Rusia, la Unidad 29155, como la responsable de al menos cuatro de estos casos comprobados ataques sónicos, porque Moscú tenía los motivos, los medios y la oportunidad para hacerlo, que estos ataques se dirigieron fundamentalmente a oficiales de inteligencia norteamericanos de mejor desempeño en toda la agencia y que una mayoría de ellos fueron hechos en países estrechos aliados de Moscú, como Cuba.
Los testimonios presentados en esta audiencia bipartidista en el Comité de Seguridad Nacional del Congreso de Estados Unidos, afirmaron además que el Departamento de Defensa norteamericano ha trabajado y solicitado desarrollar a bajo costo, poco peso y pequeños, dispositivos de radio y frecuencia que son portadles y que puedan funcionar como detectores para contrarrestar y vencer cualquier amenaza hasta drones y misiles.
Igualmente se pidió una nueva ley que amplíe el apoyo a las víctimas del Síndrome de La Habana y se cuestionó la conclusión de agencias del Poder Ejecutivo de que ningún adversario extranjero está detrás del Síndrome de la Habana.