Jueza de la dictadura cubana pide asilo tras llegar a Tampa

Desde Cuba, Dunia Marisol Rodríguez Milián, madre de Eddy Daniel Rodríguez Milián, uno de los jóvenes condenados, expresó su indignación. “Soy la mamá de uno de los cuatro muchachos presos en un juicio amañado por Melody González Pedraza. Un juicio en el que no hubo una prueba en contra de los muchachos”, declaró. Rodríguez Milián denunció que su hijo no pudo beneficiarse del Parole porque fue condenado por González Pedraza.

Ana Iris Pedraza Balero, madre de Luis Ernesto Medina Pedraza, otro de los jóvenes condenados, también manifestó su deseo de que Estados Unidos no le conceda asilo a la jueza. “Abusó de su cargo y ahora quiere vivir libremente y a plenitud, sin pagar por nada de lo que hizo”, dijo.

El Parole Humanitario es un programa implementado por la administración del presidente Joe Biden, que requiere un patrocinador para los solicitantes en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití. Una vez aprobado, el patrocinado recibe un permiso de vuelo para llegar a Estados Unidos, donde es entrevistado por un funcionario que puede aprobar o negar el parole. En el caso de González Pedraza, se le negó el parole en el aeropuerto, y al solicitar asilo, deberá enfrentar un proceso legal que incluye entrevistas con oficiales de inmigración y comparecer ante un juez para probar persecución legítima en Cuba.

Roberto Castellón, patrocinador y primo de González Pedraza, expresó su desacuerdo con la negativa de entrada. “Le han hecho un daño irreparable al incluirla en la base de datos de represores cubanos. Ella es una mujer cristiana que solo cumplía con su trabajo”, dijo. Castellón también mencionó que el hermano de la jueza llegó a EE.UU. la semana pasada vía parole humanitario y planea demandar a quienes la han acusado de represora.

La Foundation for Human Rights in Cuba (FHRC) ha incluido a González Pedraza en su listado de presuntos represores, lo cual, según Castellón, ha sido una injusticia. Afirmó que su prima condenó a los jóvenes a cuatro años en vez de ocho, como solicitaban las autoridades. “Esos policías pasan la misma hambre que todo el mundo en el pueblo”, añadió, justificando las condenas.