Más de 13.000 personas permanecían hacinadas en refugios, el 72% de la isla carecía de electricidad y sólo el 35% de las antenas de telefonía móvil funcionaban, informaron autoridades. La gente llevaba dinero en efectivo mientras hacía largas colas en las pocas gasolineras y supermercados abiertos en las zonas afectadas.
“Comprendemos su frustración, comprendemos su ansiedad, pero les pedimos paciencia”, señaló Daryl Vaz, el ministro de Telecomunicaciones y Energía.
Se han movilizado camiones cisterna para abastecer el líquido a muchas comunidades rurales de Jamaica que no están conectadas al sistema de servicios públicos del gobierno, indicó Matthew Samuda, ministro de Agua. 
En Cuba, la gente comenzó a despejar carreteras y autopistas con maquinaria pesada, y las fuerzas armadas rescataron a personas atrapadas en comunidades aisladas y en riesgo de sufrir deslaves.
No se reportaron decesos después de que la Defensa Civil evacuó a más de 735.000 personas en todo el este de la isla y se realizaron acciones masivas preventivas, desde la poda de árboles al aseguramiento de techos. Los residentes comenzaban a regresar lentamente a sus hogares el jueves.
“Estamos limpiando las calles, despejando el camino”, dijo Yaima Almenares, profesora de educación física en la ciudad de Santiago, mientras junto a vecinos sacaban ramas y escombros de aceras y avenidas, cortaban troncos de árboles caídos y retiraban la basura acumulada.
En zonas rurales a las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba, el agua seguía acumulada en hogares vulnerables mientras los residentes regresaban desde los refugios para tratar de salvar camas, colchones, sillas, mesas y ventiladores que habían colocado en alto antes del paso de la tormenta.
El pequeño e icónico poblado de El Cobre en la provincia de Santiago fue uno de los más afectados por el paso de Melissa. Hogar de unas 7.000 personas, es también el sitio en que se encuentra la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, patrona de Cuba y muy venerada por los fieles católicos y los de la santería.
“Muy mal que pasamos esto. Mucho aire, mucho viento, tumbadera (derrumbe) de (techos de) zinc, unas casas todas caídas. Esto fue un desastre”, dijo a la AP Odalys Ojeda, una jubilada de 61 años, mientras miraba al cielo desde su sala de estar, donde el techo y otras partes de la casa fueron arrancadas.
Incluso la basílica resultó afectada.
“Aquí en el santuario en lo que es carpintería, vitrales, hasta lo que es la albañilería” se reportaron muchos daños, comentó el párroco Rogelio Dean Puerta.
Una reunión televisada de Defensa Civil, dirigida por el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, no proporcionó una estimación oficial de los daños. Sin embargo, funcionarios de las provincias afectadas —Santiago, Granma, Holguín, Guantánamo y Las Tunas— reportaron pérdidas de tejados, líneas eléctricas y cables de telecomunicaciones de fibra óptica, además de carreteras cortadas, comunidades aisladas y daños en plantaciones de plátano, yuca y café.
Según las autoridades, las precipitaciones fueron beneficiosas para los embalses y para aliviar la severa sequía que afectaba al este de Cuba.
Muchas comunidades seguían sin electricidad, internet y teléfono debido a los desperfectos en transformadores y en el tendido eléctrico.
En una inusual declaración el jueves, el Departamento de Estado estadounidense aseguró que estaba “listo para ayudar al pueblo cubano”. Indicó que Estados Unidos "está preparado para brindar asistencia humanitaria inmediata directamente y a través de socios locales que puedan entregarla de manera más efectiva a los necesitados”.
El comunicado no indicó la forma a través de la cual se coordinaría la cooperación ni si había entrado en contacto con el gobierno cubano, con el cual mantiene un duro enfrentamiento que incluye seis décadas de sanciones económicas y financieras.
En su cuenta en la red social X, el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío dijo que se había puesto en contacto con el Departamento de Estado. “Estamos en espera de precisión sobre cómo y en qué manera están dispuestos a ayudar”, expresó el funcionario.
Varias naciones como China o Venezuela y la Organización Panamericana de la Salud hicieron llegar toneladas de ayuda.
Melissa también provocó inundaciones catastróficas en Haití, donde se reportaron al menos 30 muertos y 20 desaparecidos, principalmente en la región sur del país. Unas 15.000 personas permanecían en refugios.
“Es un momento triste para el país”, expresó Laurent Saint-Cyr, presidente del consejo presidencial transitorio de Haití.
Indicó que las autoridades prevén que la cifra de muertos aumente, y señaló que el gobierno estaba movilizando recursos para buscar personas y proporcionar ayuda de emergencia.
La Agencia de Protección Civil haitiana indicó que el meteoro cobró al menos 20 vidas en Petit-Goâve, incluidas las de 10 menores. Además, causó daños en más de 160 hogares y destruyó 80.
Steven Guadard señaló que el huracán mató a toda su familia en Petit-Goâve, incluidos cuatro hijos cuyas edades oscilaban entre un mes y 8 años.
Michelet Dégange, que ha vivido en Petit-Goâve durante tres años, dijo que Melissa lo dejó sin hogar.
“No hay lugar para descansar el cuerpo; tenemos hambre”, lamentó. “Las autoridades no piensan en nosotros. No he cerrado los ojos desde que comenzó el mal tiempo”.
Cuando Melissa tocó tierra el martes en Jamaica como un huracán de categoría 5 con vientos máximos de 295 kilómetros/hora (185 mph), igualó los récords de potencia de otros meteoros en el Atlántico al tocar tierra, tanto en velocidad del viento como en presión barométrica.
Melissa era un huracán de categoría 2 con vientos máximos sostenidos cercanos a los 165 km/h (105 mph) el jueves por la noche, y se desplazaba hacia el noreste a 51 km por hora, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. El meteoro se ubicaba a unos 420 kilómetros (260 millas) al oeste-suroeste de las Bermudas.
Melissa rozó el sureste de las Bahamas el miércoles, lo que obligó a las autoridades a evacuar a 1.400 personas.
De acuerdo con la previsión, el huracán pasaría cerca o al oeste de Bermudas el jueves por la noche, y podría volver a ganar fuerza antes de debilitarse el viernes.
El aeropuerto internacional de las Bermudas cerraría el jueves por la noche y reabriría el viernes al mediodía. Se ordenó el cierre de todas las escuelas en el próspero territorio británico.
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Rodriguez informó desde La Habana y Myers Jr. desde Kingston. Los periodistas de The Associated Press Dánica Coto en San Juan; Evens Sanon en Puerto Príncipe y David Constantin y Odelyn Joseph en Petit-Goâve, Haití, contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
  FUENTE: Associated Press