Exespía René González pide juicio público para Alejandro Gil mientras crecen las dudas sobre la justicia en Cuba
El exespía René González exige un juicio público para Alejandro Gil y expone las grietas del sistema judicial cubano y la crisis del régimen de Díaz-Canel
La petición del exespía René González de celebrar un juicio “público, abierto y transparente” contra el exministro Alejandro Gil Fernández ha encendido el debate sobre la falta de independencia judicial y el creciente malestar dentro del régimen cubano.
René González rompe el silencio sobre el caso Alejandro Gil
El exespía cubano René González, miembro de la conocida Red Avispa, reavivó este fin de semana el debate en torno al proceso judicial contra el exministro de Economía Alejandro Gil Fernández, actualmente bajo investigación por presuntos delitos de espionaje, malversación y lavado de activos.
En un extenso mensaje publicado en redes sociales, González pidió que el juicio sea “público, abierto y transparente”, una demanda que ha generado sorpresa incluso entre sectores afines al oficialismo. Su pronunciamiento pone de manifiesto las grietas internas del sistema político cubano y la profunda desconfianza en la justicia del país.
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Un caso marcado por el secretismo y las contradicciones
Desde que Gil Fernández fue destituido en febrero de 2024, la Fiscalía General de Cuba ha mantenido un total hermetismo sobre su caso.
Pocos meses después, se confirmó la apertura de un expediente por “graves irregularidades”, pero sin ofrecer detalles concretos ni pruebas verificables.
El régimen ha intentado presentar el proceso como una muestra de su supuesta lucha contra la corrupción, pero la falta de transparencia alimenta la percepción de un ajuste de cuentas político entre las élites del poder, especialmente por la estrecha relación que el exministro mantenía con Miguel Díaz-Canel.
La voz de un exespía que expone las grietas del sistema
René González, símbolo histórico del aparato de inteligencia cubano, conserva influencia dentro del oficialismo.
Su mensaje, aunque prudente, deja entrever el deterioro institucional del régimen al recordar la necesidad de “preservar la presunción de inocencia” y admitir que “no estamos en condiciones de pedir a la gente que crea por fe”.
Aun así, González matiza su postura al pedir que “no nos disparemos entre nosotros dentro de la misma trinchera”, mostrando la delgada línea entre la crítica permitida y la lealtad ideológica.
Una justicia subordinada al poder político
El caso de Alejandro Gil pone de relieve la ausencia de independencia judicial en Cuba, donde la Fiscalía, los tribunales y la Seguridad del Estado operan bajo el control del Partido Comunista.
Históricamente, los juicios de alto perfil han sido utilizados como instrumentos de control político, más que como procesos de justicia real.
El secretismo que rodea este caso recuerda a episodios como la Causa 1 de 1989, cuando el general Arnaldo Ochoa fue fusilado tras un proceso sumario que buscaba reafirmar la autoridad de Fidel Castro y limpiar la imagen del régimen ante acusaciones de corrupción y narcotráfico.
Hoy, el expediente de Gil parece cumplir una función similar: proyectar una imagen de “mano dura” contra la corrupción mientras el país atraviesa una de las peores crisis económicas en décadas.
El mensaje de René González: salvar al sistema desde adentro
Aunque su llamado a la transparencia no implica una ruptura con el régimen, el hecho de que un exespía de la Red Avispa exija garantías procesales refleja el nivel de desgaste del sistema judicial cubano.
Su advertencia —hecha desde dentro del aparato de poder— revela la preocupación por el creciente descrédito de las instituciones y el riesgo de que la represión interna erosione lo que queda de legitimidad en el país.
En última instancia, González no busca desmontar el régimen, sino evitar que su falta de transparencia termine por hundirlo. Pero su intervención confirma una realidad innegable: incluso dentro de las filas más leales, ya nadie confía plenamente en la justicia cubana.