El éxodo de cubanos que huyen del hambre y la miseria de la dictadura de Miguel Díaz-Canel parece no tener límites y ha encendido las alarmas de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024, con la pérdida de campeones, mundialistas y grandes prospectos.
“Veremos una merma en los resultados de Cuba en los Juegos Olímpicos, porque renovar y reponer las salidas no es fácil”, expresó un experto cubano, que prefirió no revelar su identidad a la agencia de noticias AFP.
“Un deportista de élite no se forma en cuatro, ocho ni diez años y darles titularidad a segundas figuras no es una garantía de éxito inmediato al primer nivel”, añadió.
En junio pasado, los triplistas Jordán Díaz, Andy Díaz y Pedro Pablo Pichardo, campeón olímpico y actual líder del ranking mundial, coparon el podio en la Liga de Diamante de París, pero ninguno representaba a la isla.
El pasado mes de julio, el Instituto Cubano de Deportes (Inder) confirmó que la atleta Yaimé Pérez, lanzadora de disco, abandonó su delegación en Estados Unidos, cuando participaba en el mundial de atletismo de Eugene 2022, donde Cuba obtuvo su peor actuación.
Como es costumbre en estos casos, el instituto calificó la fuga de “grave indisciplina”.
Pérez, de 31 años y campeona en Doha 2019, se quedó en una escala en el aeropuerto de Miami cuando regresaba a la isla. Lo propio hizo la jabalinista Yiselena Ballar, de 19 años.
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En marzo, el piragüista Fernando Dayán Jorge, campeón olímpico en Tokio 2020, abandonó a su grupo en una base de entrenamiento en México.
Según el periodista Francys Romero, autor del libro “Historias de la emigración del béisbol cubano (1960-2018)”, en los últimos tres años han salido de La Habana o roto con las federaciones de la isla más de un centenar de deportistas, incluidos astros olímpicos de la talla de Juan Miguel Echevarría, Ismael Borrero y Andy Cruz.
En un intento por frenar el éxodo, el régimen cubano autorizó en 2013 a sus deportistas a fichar en clubes extranjeros.
El voleibolista Robertlandy Simón, que se fue en 2011 y uno de los que ha brillado en el exterior, cree que sus colegas seguirán yéndose por razones económicas.
“No tienen la posibilidad de tener una vida plena en nuestro país y esa posibilidad se la dan otros países”, asegura el jugador, readmitido en la selección de su país en 2019, tras casi una década jugando en otras ligas como la italiana y la brasileña.
En Cuba, aún “demostrando mucha calidad, simplemente no consigues lo que quieres, tu familia en general pasa mucho trabajo y lo que quieres es ayudar”, añade Simón, considerado el mejor central del mundo.
Leonel Suárez, doble medallista olímpico y doble mundial en decatlón, coincide en que Cuba debe hacer “una buena reforma” y dar mejores condiciones a sus deportistas para “salir del hueco”.
La migración en el deporte de Cuba, no es nueva, comenzó desde el triunfo de la revolución en 1959, cuando se abolió el deporte profesional, pero las salidas aumentaron en la década de 1990.
Según cifras oficiales, más de 800 deportistas han huido del régimen cubano en los últimos diez años.
(Con información de AFP)