Exiliados cubanos protestaron hoy en el Vaticano ante lo que calificaron de legitimación de la Santa Sede a la dictadura en Cuba justo cuando el Papa Francisco y el designado dictador Miguel Díaz-Canel se reunieron en el Vaticano en un encuentro privado en el que hablaron del embargo pero no de los más de mil presos políticos cubanos y de la represión de esa dictadura.
Durante 40 minutos, el Papa y Díaz-Canel se reunieron en la Santa Sede en un encuentro en el que ambos intercambiaron regalos y en el que además de su esposa, Lis Cuesta, el designado dictador cubano también le presentó al Sumo Pontífice como parte de la comitiva de la dictadura al hijo de su esposa, Manuel Anido Cuesta, a quien llamó el opositor de la familia, pero hoy está libre y de viaje en Roma irónicamente mientras su padre tiene a tantos opositores cubanos presos en cárceles de la isla.
La reunión del Papa con Díaz-Canel ocurre en momentos en que la organización Prisoners Defender reportó que en Cuba hay hoy 1.037 los presos políticos, de ellos 35 menores de 18 años.
El 80 por ciento de estos prisioneros de conciencia, de acuerdo con esta organización, sufren más cinco tipos de torturas enprisiones de la isla.
Tras su encuentro privado con el Papa, al designado dictador cubano lo recibió en Roma el jefe del Estado italiano, Sergio Mattarella, pero no la primera ministra y jefa del gobierno de Italia, Giorgia Meloni.
Díaz-Canel se reunió además con empresarios italianos y con el cardenal Pietro Parolin, en la Secretaria de Estado del Vaticano.
De este último encuentro se esperaba que entre los temas estuviera el pedido del Vaticano de liberación de presos políticos en la isla.