Otro dolor de cabeza se suma este 2023 a las carencias cotidianas que no dan tregua a los cubanos, quienes, una vez más, comenzaron el año con la incertidumbre de que ni siquiera tienen garantizada la totalidad de los pocos productos que el régimen les vende por la libreta de racionamiento.
Así lo muestran medios oficialistas del régimen en Cuba.
Los atrasos en la distribución de los muy limitados productos regulados por la libreta de racionamiento es un mal que se repite con más frecuencia en Cuba.
Lo peor es que otra vez, las bodegas estatales no tienen respuesta a cómo reponer al cliente esos productos básicos.
Para una mayoría de los cubanos, obligados por el régimen a depender de los productos de la libreta, que ni alcanzan para sobrevivir, que se atrase su venta los obliga aún más a comprarlos en las tiendas en dólares, en ferias agropecuarias o en el mercado negro, en un país ya agobiado por los altos precios.
Por si fuera poco, este 2023 es otro año más en que, desde sus primeros meses, el régimen muestra nuevamente su fracaso en garantizarle al cubano la estabilidad de algo que eran tan natural y común, como las viandas.
En Manzanillo, los vendedores se quejan de que hay muchas trabas para poder comprarle directamente a los campesinos estas viandas, irónicamente, más de dos años después de que el régimen anunciara con bombo y platillos sus 63 medidas para supuestamente aumentar la producción de alimentos.