Crisis epidemiológica en Cuba: el régimen admite 34 menores hospitalizados en estado grave
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SUSCRIBITEEl MINSAP reconoce 34 menores graves por chikungunya en Cuba. Falta de recursos, colapso sanitario y silencio oficial agravan la crisis epidemiológica.
Crisis epidemiológica en Cuba: el régimen admite 34 menores hospitalizados en estado grave
La emergencia sanitaria en Cuba alcanza un punto crítico. En una comparecencia televisiva, el doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del MINSAP, reconoció que 34 menores de edad se encuentran hospitalizados en estado grave o crítico a causa del chikungunya, un virus que —según afirmó— representa hoy “el principal problema sanitario del país”.
A pesar del llamado oficial a la calma y las consignas de “control”, la realidad en hospitales y barrios evidencia una situación muy distinta. Y la pregunta sigue en el aire: ¿quién responde por la infancia cubana?
Durán reconoció que los datos oficiales podrían estar subestimados, debido a que muchas personas no acuden a los servicios médicos por:
Falta de medicamentos
Largas horas de espera
Desconfianza en el sistema de salud
Su declaración confirma que el alcance real del brote aún es incierto.
Según el epidemiólogo, 63 pacientes están hoy en unidades de terapia intensiva:
44 en estado grave
19 en estado crítico
Solo 10 son adultos
El resto son menores de 18 años
Esto significa que la mayoría de los casos más severos corresponde a niños y adolescentes.
Complicaciones graves en la infancia
Investigaciones de la OMS y la OPS señalan que los niños infectados pueden desarrollar:
Complicaciones neurológicas
Problemas cardíacos y hepáticos
Deshidratación severa
Fiebre persistente
En lactantes, la infección puede provocar:
Convulsiones
Meningitis viral
Encefalitis
Síndrome de fuga capilar, potencialmente mortal
Además, estudios pediátricos en Brasil e India documentan que 1 de cada 10 menores desarrolla dolor articular crónico semanas después de la infección, afectando su movilidad y asistencia escolar.
En recién nacidos, existe riesgo de transmisión vertical, con posibles daños cerebrales o inflamaciones graves.
Mientras Durán expone cifras alarmantes, el ministro de Salud, José Ángel Portal Miranda, permanece sin aparecer públicamente.
A la fecha, ningún funcionario ha presentado informes de contingencia, presupuestos o evaluaciones de riesgo relacionados con la epidemia.
El discurso oficial insiste en culpar al mosquito —y a la ciudadanía—, pero evita mencionar las fallas estructurales:
Escasez de insecticidas
Colapso de las campañas de fumigación
Falta de personal especializado
Precariedad hospitalaria
El propio Durán reconoció que el 21 % de los planes de fumigación no se cumplen por falta de recursos, y que más de 160 brigadas no pudieron operar la semana pasada.
Las consecuencias ya se observan en todo el país:
Centros asistenciales desbordados
Acumulación de basura en comunidades
Largas colas para adquirir analgésicos
Familias que prefieren atenderse en casa por falta de medicamentos en los hospitales
Los 34 menores graves o críticos son un reflejo de un sistema que asegura priorizar la salud infantil, pero que hoy muestra signos evidentes de derrumbe.
El chikungunya —una enfermedad prevenible mediante control vectorial sostenido— se ha convertido en una amenaza nacional debido a:
Falta de infraestructura
Falta de recursos
Falta de voluntad política
Falta de transparencia
El dolor intenso que provoca esta enfermedad, descrita como “invalidante”, es hoy la metáfora más clara del sufrimiento de una nación: padres angustiados, médicos exhaustos y hospitales sin insumos, en un país enfermo y sin liderazgo visible.
Mientras el régimen pide calma, los niños cubanos libran una batalla silenciosa en las salas de terapia intensiva.

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