El Departamento del Trabajo informó el jueves que su índice de precios al productor, que rastrea la inflación antes de que llegue a los consumidores, aumentó 0,6% de enero a febrero, frente al incremento de 0,3% el mes anterior. A una tasa anual, los precios al productor subieron 1,6% en febrero.
Las cifras podrían presentar un desafío para la Reserva Federal, que cuenta con que se enfríe la inflación mientras considera cuándo recortar su tasa de interés clave, que ahora está en su nivel más alto en 23 años. La Fed subió las tasas 11 veces en 2022 y 2023 para combatir la fuerte inflación. Bajar las tasas podría impulsar la economía y los mercados financieros porque aligera el costo los créditos hipotecarios, para automóviles y comerciales.
Los datos del jueves también mostraron que la inflación subyacente también repuntó el mes pasado. Excluyendo los volátiles costos de los alimentos y la energía, los precios mayoristas “básicos” aumentaron 0,3%, frente al incremento del 0,5% del mes previo. En comparación con hace un año, los precios subyacentes subieron 2%, igual que el mes anterior. La inflación subyacente tiende a proporcionar una mejor señal de hacia dónde se dirige la inflación.
Una inflación persistentemente elevada podría convertirse en una amenaza para la candidatura a la reelección de Biden, que se ve acosada por la visión generalmente sombría de la economía por parte de los estadounidenses. La inflación al consumidor se ha desplomado desde un máximo del 9,1% en 2022 al 3,2%. Sin embargo, muchos estadounidenses están exasperados porque los precios promedio siguen un 20% más altos que antes de que estallara la pandemia hace cuatro años.