Desde hace una semana, el pasado miércoles 15 de junio, quedó inaugurado en Washington D.C. el Museo Conmemorativo de las Víctimas del Comunismo, para honrar a los 100 millones de personas asesinadas por los regímenes marxistas en el siglo pasado y los 1,500 millones que aún sufren bajo esa ideología totalitaria.
El museo es el primero del mundo en describir, tanto la historia del comunismo, como su alcance global actual en Europa, Asia y América del Sur.
“La apertura de este museo en un momento tan importante es la culminación de más de tres décadas de trabajo y las donaciones de miles de personas tanto en dinero como en tiempo”, dijo el embajador Andrew Bremberg, presidente y director ejecutivo de la fundación Victims of Communism Memorial (VOC).
“El equipo de historiadores, arquitectos y artistas que contribuyeron ha sido de clase mundial y nuestra esperanza es que el museo sirva como un lugar donde todas las víctimas del comunismo sientan que su historia está siendo escuchada”, agregó Bremberg.
La apertura del museo llega oportunamente, en un momento en el que el 35% de los Millenials y el 31 % de la Generación Z apoyan la eliminación del capitalismo por un sistema socialista, según una encuesta de 2020 realizada por VOC y YouGov.
“Como hemos visto, en los últimos 30 años tenemos una nación que realmente ha fallado en educar a nuestros jóvenes sobre la historia y las víctimas del comunismo”, lamentó el presidente de VOC, la institución que opera y administra el museo, una organización educativa, de investigación y de Derechos Humanos que fue autorizada en 1993 por una ley unánime del Congreso.
El museo consta de espacio para exhibiciones, conferencias y eventos con un total de 9,492 pies cuadrados.
Su primer piso alberga tres galerías principales que guían al visitante a través de la historia comunista: cómo y dónde comenzó, cómo funciona y cómo las personas que viven debajo de él lo han resistido históricamente y en la actualidad.
La estructura también alberga artefactos de la lucha contra el comunismo, como las banderas de la libertad hechas a mano por los estudiantes que protestaban en la plaza de Tiananmen, en Beijing.
“Los mitos y las percepciones erróneas sobre el comunismo habitualmente no se cuestionan en nuestra cultura, incluso en nuestras aulas”, dijo la Dra. Elizabeth Edwards Spalding, vicepresidenta de VOC y directora fundadora del museo.
“La necesidad de un museo así no puede ser más urgente, y nuestra más sincera esperanza es que los estadounidenses y los visitantes de todo el mundo vengan aquí para recordar y aprender sobre esta ideología destructiva”, concluyó la doctora Spalding.