Luego, el mes pasado, el guión cambió drásticamente.
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SUSCRIBITELuego, el mes pasado, el guión cambió drásticamente.
Smirnov, de 43 años, se encuentra acusado de mentirle al FBI, imputado por inventar una historia de soborno y espionaje que involucra al entonces vicepresidente Biden y a Burisma, una compañía ucraniana de energía, y quien ha dicho a los funcionarios que tiene contactos rusos de inteligencia.
Eso ha enturbiado mucho la investigación del Partido Republicano.
Entrevistas y una revisión de registros públicos realizada por The Associated Press sugieren que este probablemente no fue la primera vez de Smirnov en lo que el gobierno considera que es un ciclo como fabulador.
Ofrecen la imagen de un hombre de negocios que operaba una serie de empresas fantasma turbias, colaboraba con otras que habían sido acusadas de fraude y se jactaba de sus propios vínculos con el FBI. El episodio resalta no sólo los peligros de que los republicanos dependan de información no verificada en su intento por confrontar a Biden, sino también los riesgos inherentes del uso por parte del FBI de informantes a veces poco confiables que pueden tener motivos ocultos.
“¿Cómo es que en todo el universo nadie en Estados Unidos se dio cuenta durante años de que este tipo es un fraude y un mentiroso? ¿Cómo este (improperio) llegó hasta el Congreso?”, dijo Yossi Attia, un hombre de negocios de Los Ángeles quien interactuó con Smirnov y alguna vez dirigió una “penny stock company” —una empresa con acciones de bajo precio, liquidez y capitalización— en la que Smirnov tenía una participación sustancial.
Los republicanos que lideran la investigación de juicio político han desestimado las acusaciones de mentiras contra Smirnov como irrelevantes para su pesquisa y plantean dudas sobre la credibilidad del FBI. El Buró Federal de Investigaciones, por su parte, nunca ha declarado públicamente que la información proporcionada por él esté verificada o completa.
“El nivel de confianza que tengo en el FBI es cero”, dijo el congresista James Comer, republicano por Kentucky, en una entrevista con Fox News la semana pasada.
Los abogados de Smirnov no respondieron preguntas sobre los negocios pasados de su cliente.
“El señor Smirnoff está acusado de hacer declaraciones falsas a funcionarios federales. Todas estas preguntas sobre sus negocios anteriores sólo desvían la importante cuestión de la precisión de su enjuiciamiento”, dijeron los abogados David Z. Chesnoff y Richard A. Schonfeld en un comunicado.
UN PASADO TURBIO
Poco se sabe públicamente sobre Smirnov aparte de las acusaciones en el caso del gobierno, los registros judiciales, las declaraciones financieras corporativas y los documentos comerciales.
Smirnov, quien tiene doble ciudadanía israelí y estadounidense, se mudó a Estados Unidos en 2006 y se movió en los círculos de expatriados de Europa del Este de Los Ángeles durante más de una década mientras proporcionaba información al FBI. No quedó inmediatamente claro en qué investigaciones pudo haber contribuido Smirnov, aunque trabajó con un operativo del FBI con sede en Seattle y la acusación sugiere que proporcionó informes relacionados con el “ROC” —una probable referencia al crimen organizado ruso.
Una breve biografía incluida en un documento financiero corporativo de 2011 describe a Smirnov como un veterano hombre de negocios que “habla con fluidez ruso, inglés, hebreo y árabe” y quien alguna vez fue presidente de una “operación privada de minerales y logística, con activos en Rusia”.
Incluso mientras a Smirnov le pagaban como informante del gobierno, participó en esquemas comerciales engañosos, según registros judiciales y entrevistas.
Un ejemplo es su inversión en Eco-Trade Corp., una oscura empresa con acciones de costo, liquidez y capitalización bajos.
Este tipo de empresas pueden generar un buen rendimiento con una inversión mínima. Tienen regulaciones laxas y con frecuencia son objeto de estafas financieras y manipulación del mercado.
En 2010, Smirnov compró una participación en Eco-Trade valorada en aproximadamente 3 millones de dólares cuando la empresa estaba a punto de lanzar una campaña publicitaria que infló drásticamente su valor. Tres años después, una crisis provocó pérdidas a los inversores.
Eco-Trade había existido en el papel durante años bajo una variedad de nombres y supuestos objetivos comerciales, y el control de la compañía cambió de manos repetidamente hasta que cayó en algunos asociados de Smirnov, según las entrevistas, los registros judiciales y los documentos de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés). Fue demandada varias veces por fraude de valores, lo que llevó cuando menos a un acuerdo.
La situación financiera de la empresa comenzó a mejorar en 2010 después que William Lieberman, quien más tarde fue condenado por otro esquema de fraude de acciones de bajo costo, asumiera la presidencia. Smirnov fue nombrado presidente del consejo de administración de la compañía, pero al final declinó asumir el cargo, según muestran los documentos presentados ante la SEC.
Pronto la empresa empezó a publicar comunicados de prensa en que promovía nuevos compromisos financieros, negociaciones en curso por derechos de petróleo y gas y la perspectiva de enriquecerse en los campos petrolíferos de Bakken, en Montana.
La compañía se encendió en línea y los precios de las acciones se dispararon a más de 70 centavos, incluso cuando los analistas advirtieron sobre el pasado dudoso de la empresa. La Autoridad Reguladora de la Industria Financiera (FINRA, por sus siglas en inglés) suspendió la negociación de acciones durante varias semanas en la primavera de 2013. Luego el precio de las acciones se desplomó y la compañía quedó inactiva.
No está claro en los documentos presentados ante la SEC cuánto pudo haber ganado Smirnov. Las autoridades no lo han acusado de irregularidades en relación con esa empresa.
Los registros judiciales indican que no fue su único esquema engañoso relacionado con acciones.
INVERSIÓN MILLONARIA, ACCIONES FALSAS
En 2016, Tigran Sarkisyan y Hripsime Khachtryan demandaron a Smirnov y afirmaron que les había ofrecido invertir en una empresa llamada Grand Pacaraima Gold Corp. Fue solo después de pagarle 100.000 dólares que los dos descubrieron que los certificados de acciones que Smirnov les proporcionó eran falsos, según a la denuncia. Cuando lo confrontaron al respecto, Smirnov les dijo que estaba trabajando con las autoridades en una investigación de fraude que no los involucraba y que “siguió poniendo excusas y mintiendo” sobre su inversión, dice la denuncia.
La demanda fue desestimada en 2018 cuando Sarkisyan y Khachatryan no se presentaron a una cita judicial porque estaban encarcelados. Ambos fueron sentenciados a prisión por extorsión semanas antes en un caso de gran alcance contra docenas de acusados que incluía acusaciones de fraude, lavado de dinero y asesinato a sueldo, según muestran los registros judiciales.
Otro conocido, Dmitry Fomichev, demandó a Smirnov en 2013, y afirmó que Smirnov no pagó un préstamo de 500.000 dólares. Los registros judiciales muestran que Smirnov se jactó de sus conexiones con el FBI y dijo que podía ayudar a Fomichev a “resolver ciertos asuntos que estaban siendo investigados por varias agencias del gobierno federal” a cambio del préstamo.
Varios meses después, Fomichev fue acusado de cargos fiscales y de inmigración y sentenciado a libertad condicional. Sin embargo, un juez de Los Ángeles falló a favor de Fomichev en el caso civil y emitió una sentencia de casi 600.000 dólares contra Smirnov.
Las divulgaciones empresariales revelan que Smirnov también se desempeñó como presidente de una compañía llamada GV Global Communications, que fue fundada por Avady y Galina Vaynter, una pareja poderosa en el mundo de las empresas con acciones de bajo precio, liquidez y capitalización, quienes a menudo se han visto en el centro de litigios con inversionistas y ex socios comerciales.
En un caso acordado el año pasado, según los registros, los Vaynter aceptaron una multa de 250.000 dólares en su contra tras la desaparición de 619.000 certificados de acciones de una empresa que controlaban y que se le debían a uno de sus inversores. Los Vaynter acusaron a un socio comercial de robar los certificados de su casa, aunque la hija de ellos presentó un informe policial en 2016 que afirmaba que dichas acciones estaban dentro de un maletín rosa que se perdió cerca de una universidad comunitaria de Los Ángeles, según muestran los registros judiciales.
En una entrevista, Galina Vaynter reconoció que Smirnov desempeñaba un rol en GV Global Partners, pero insistió en que era sólo en papel y que duró un mes cuando mucho. Negó rotundamente haber actuado mal en relación con negociaciones comerciales previas.
“Ninguna de las acusaciones es cierta”, dijo Vaynter, y agregó: “Puedo declarar ahora mismo frente a Dios y ante cualquier autoridad —y cualquiera—, y demostrar que digo la verdad. Nadie puede señalarnos con el dedo”.
Los documentos judiciales presentados en el caso penal actual contra Smirnov se leen como una novela de espías, y lo retratan como un viajero global del jet-set que se reunió con misteriosas figuras extranjeras y escondió 6 millones de dólares en numerosas cuentas.
Los fiscales también han enfatizado la preocupación de Smirnov por mantener su riqueza acumulada no bajo su nombre, y destacaron cómo retiraba grandes sumas y las usaba para comprar cheques de caja para dárselos a su novia de toda la vida. Tras mudarse a Las Vegas en 2022, él le dio dinero para comprar un condominio de 1 millón de dólares justo al lado del Boulevard Elvis Presley que está a nombre de ella, según muestran los registros.
En 2017, Smirnov le dijo al operativo del FBI que lo manejaba que el apellido Biden surgió durante una llamada de negocios que tuvo con un representante de Burisma, donde Hunter, el hijo de Biden, formaba parte del consejo de administración de la empresa.
Pero después que Donald Trump y sus aliados, incluido Rudy Giuliani como abogado de Trump, comenzaron a difundir acusaciones de corrupción sin fundamento que involucraban a los Biden y Ucrania antes de las elecciones presidenciales de 2020, el relato de Smirnov se tornó más elaborado.
“INTENTARÉ PROBÁRTELO, HERMANO”
“Está en todas las noticias en Rusia y Ucrania”, anunció por mensaje de texto Smirnov al operativo que lo manejaba en mayo de 2020. En otro mensaje de texto en ese momento, escribió: “Intentaré probártelo, hermano”.
Más tarde refirió que un funcionario de Burisma le dijo durante los últimos días del gobierno del presidente Barack Obama que Joe y Hunter Biden habían aceptado cada uno 5 millones de dólares en sobornos a cambio de la promesa de alterar la política estadounidense a favor de Burisma. Smirnov afirmó que existían grabaciones de un funcionario de Burisma cuando era “obligado” a pagar.
Los investigadores determinaron que Smirnov, de hecho, no había hablado con un funcionario de Burisma sino hasta después que Trump fuera presidente y que su conversación trató sobre una empresa de criptomonedas que Smirnov y un asociado promovían.
Durante una conversación con investigadores en septiembre de 2023, Smirnov afirmó que los rusos probablemente tenían grabaciones de Hunter Biden porque un hotel en la capital de Ucrania donde se había alojado estaba “equipado con micrófonos ocultos” y bajo su control —información que dijo le fue transmitida a él por cuatro funcionarios rusos de alto nivel.
Pero Hunter Biden nunca ha viajado a Ucrania, según la acusación contra Smirnov.
Los republicanos del Congreso promovieron repetidamente la credibilidad de la información proporcionada por Smirnov, cuya identidad, dicen, desconocían. Incluso después que Smirnov fuera acusado, los legisladores declararon que simplemente se basaban en lo que afirman que les dijo el FBI. Comer, presidente de la Comisión de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes, afirmó recientemente que Christopher Wray, director del FBI, había dicho que Smirnov era “uno de los informantes más confiables y mejor pagados” del Buró Federal de Investigaciones.
No obstante, el FBI comunicó un mensaje diferente en correspondencia con el Congreso durante el año pasado y advirtió repetidamente a los legisladores que la información de la fuente no debía ser tratada como verificada. En una carta dirigida a Comer la primavera pasada, el jefe de asuntos del Congreso del FBI escribió que “la información de fuentes humanas confidenciales no está verificada y, por definición, está incompleta”.
Eso no impidió que los republicanos la usaran en su investigación sobre Biden.
A los miembros de la Comisión de Comer se les permitió ver una copia expurgada de un formulario del FBI que resumía el relato de Smirnov, una concesión ante la amenaza republicana de acusar a Wray de desacato. Posteriormente, el senador Chuck Grassley, republicano por Iowa, publicó una versión completa.
Durante una audiencia con Wray en diciembre, tres meses después que el FBI dijera que Smirnov había sido entrevistado otra vez, Grassley dio fe de la supuesta credibilidad del testigo, y citó caracterizaciones hechas por las autoridades sobre la relación de mucho tiempo del informante con el FBI. Pero el director del Buró Federal de Investigaciones no respaldó ninguna de las caracterizaciones del senador ni habló sobre la investigación en curso.
Steve Laycock, ex subdirector ejecutivo de la rama de inteligencia del FBI, quien supervisó la gestión de su programa confidencial de fuentes humanas, manifestó que los informantes pueden ser vitales para las investigaciones porque ofrecen “ubicación y acceso” que los agentes de otro modo no tendrían por sí mismos.
Pero agregó que es imperativo que quien maneja a un informante le haga preguntas indagatorias y compruebe su información a través de otras fuentes.
“Ahora vivimos en una sociedad de información errónea y desinformación. Realmente tienes estar atento y alerta cuando llega información y validarla y verificarla”, dijo.
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McCartney informó desde Los Ángeles. La periodista de The Associated Press Amy Taxin, en Los Ángeles, contribuyó a este despacho.
FUENTE: Associated Press
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