LA HABANA, Cuba. – Raúl Soublett, fundador de la Alianza Afrocubana, fue citado para las ocho de la mañana de este jueves en el parque Acapulco, en Nuevo Vedado, pero no se supo nada de él hasta que llegó a su casa ensangrentado y con una venda en la frente en horas de la tarde.
El periodista independiente Héctor Luis Valdés Cocho, pareja del activista, había hecho la denuncia en redes sociales luego de que pasaran tres horas sin recibir comunicación de Soublett.
El reportero también llamó a las estaciones de policía de la ciudad y nadie le ofreció información de su novio.
“Fueron unos niños que estando en el parque mientras me interrogaban tiraron unas piedras”, fue la primera versión que se sintió impulsado el activista a dar en cuanto llegó a su casa. Pero con la presión de Valdés Cocho terminó contando la verdad. Después de varias horas de interrogatorio, Raúl Soublett se autoagredió.
“Yo quería salir de allí ya. No aguanté la presión. No veía la salida”, dijo el activista. “Me amenazaron con todo. Con contarle a mi mamá sobre la gente con la que me reunía; con mi carrera universitaria, que hasta el momento habían respetado; con los proyectos que tengo; con mi pareja; con todo. No aguanté más”.
Raúl comentó además que le enseñaron pantallazos de chats del 11M, grupo del que forma parte y que fue creado a raíz del desfile gay que se hiciera por el Prado habanero en 2019 a modo de protesta por la cancelación del tradicional “conga” gubernamental.
¿Por qué Raúl Soublett se iba a inventar una versión de los hechos?
A la Seguridad del Estado no le bastó y, una vez que le suturaron la frente, siguieron amenazándolo.
Según Soublett, los agentes le hicieron una seña con las manos para darle a entender que sus amigos estaban reclamando por su libertad. “Si cuentas lo que acaba de pasar tendremos que contestar, tendremos que dar una explicación”, le indicaron, con tono amenazante.
“Me llevaron para una casa de protocolo y me pusieron delante de una mesa llena de quesos, comida y copas. Me dijeron que comiera algo y yo les dije que yo no comería nada de ellos”. A partir de ahí empezaron los chantajes.
Tener miedo no es un delito, pero sí lo es que te secuestren y que te chantajean con total impunidad. ¿Quién tiene la responsabilidad de la autoagresión de Raúl? La respuesta es una sola: los esbirros que lo secuestraron, los que le sometieron al interrogatorio.
“Me grabaron. Estoy seguro”, sostuvo el activista, aunque no vio cámara en el lugar. Raúl teme también que saquen sus palabras de contexto, que tergiversen lo que dijo o lo que no dijo, que saquen a la luz su exabrupto.
Las citaciones de la Seguridad del Estado, además de violar las más elementales garantías del derecho, son violentas por el solo hecho de ser ejecutadas. En la piel de Raúl Soublett podemos estar todos. La única garantía que tienen los cubanos y cubanas que están en la lucha por los derechos humanos en la Isla es la transparencia y la denuncia constante de la represión
FUENTE: cubanet.org/ María Matienzo Puerto