El cumpleaños de Sandro Castro, conocido como "el más díscolo de los Castro", generó un amplio debate en redes sociales tras su celebración el pasado jueves en su EFE Bar, ubicado en El Vedado, La Habana.
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SUSCRIBITELa opulencia de la fiesta, contrastante con la difícil realidad que enfrenta la mayoría de los cubanos, volvió a poner al joven en el centro de la polémica.
El cumpleaños de Sandro Castro, conocido como "el más díscolo de los Castro", generó un amplio debate en redes sociales tras su celebración el pasado jueves en su EFE Bar, ubicado en El Vedado, La Habana.
La opulencia de la fiesta, contrastante con la difícil realidad que enfrenta la mayoría de los cubanos, volvió a poner al joven en el centro de la polémica.
Sandro, vestido con un atuendo blanco acompañado de una chaqueta negra y sus habituales gafas oscuras, compartió imágenes del evento en sus historias de Instagram. Con el lema "Gracias a todas las personas por venir, gente linda, sencilla, grande mi Cuba", el homenajeado agradeció la asistencia mientras entonaba una conga en un breve video.
A pesar de haber prometido "la fiesta más grande en años", los videos compartidos por Sandro no lograron transmitir una atmósfera vibrante o multitudinaria. De hecho, eventos anteriores, como el cumpleaños de su amigo Carluchín en junio, parecieron atraer mayor asistencia y entusiasmo según imágenes difundidas entonces.
La entrada al evento costaba 1,000 pesos cubanos (CUP) y el consumo mínimo por mesa ascendía a 15,000 CUP. Aunque las entradas estaban agotadas, la ostentación del evento fue ampliamente criticada, especialmente porque coincidió con el tercer apagón masivo en la isla en menos de dos meses.
Entre las publicaciones destacadas en las redes sociales del EFE Bar se encuentra un mensaje del fotógrafo estadounidense Scott Crowe, cercano a la familia Castro. En su texto, Crowe calificó a Sandro como un "hombre especial" y celebró sus logros, llegando incluso a describir el entorno de la familia como un "imperio".
Crowe subrayó el impacto de Sandro en la vida de sus amigos y familiares, expresando: "Hoy celebro a mi amigo que ayudó a otros a crecer como un árbol fertilizado con raíces profundas. A mi gran amigo, a mi hermano y a mi familia les digo: feliz cumpleaños, sigan creciendo y sigan apreciando a quienes los ayudan a hacer crecer su imperio".
El evento no pasó desapercibido para miles de cubanos que cuestionaron la desconexión entre el lujo mostrado por Sandro y la dura realidad de una población que enfrenta constantes apagones, escasez de alimentos y una economía en crisis.
La fiesta se convirtió en un símbolo de las desigualdades que dividen a la sociedad cubana, donde la élite ostenta privilegios mientras la mayoría lucha por satisfacer sus necesidades básicas.
Sandro Castro, quien se autodenomina "joven revolucionario", ha sido blanco de críticas en numerosas ocasiones por su estilo de vida extravagante. Sus fiestas, automóviles de lujo y publicaciones en redes sociales son percibidos como una burla a la situación de precariedad de millones de cubanos.
Este tipo de celebraciones no solo refuerzan la percepción de una desconexión entre la élite y el pueblo, sino que también evidencian las marcadas diferencias en un país donde la mayoría de la población debe hacer frente a una crisis energética sin precedentes.
Con prolongados apagones y una economía debilitada, eventos como el cumpleaños de Sandro Castro subrayan las tensiones existentes entre los privilegios de unos pocos y las penurias de la mayoría.
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