El diario Granma (la mejor marca de papel sanitario que se produce en Cuba) se refiere a la invasión como “operación militar especial de Rusia para defenderse de Ucrania”.
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SUSCRIBITEEl diario Granma (la mejor marca de papel sanitario que se produce en Cuba) se refiere a la invasión como “operación militar especial de Rusia para defenderse de Ucrania”.
Incluso, cuando el ataque ruso provocó un incendio en la central nuclear más grande de Europa y generó serias preocupaciones en todo el mundo, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, en un titular, responsabilizó del incidente a “fuerzas nacionalistas ucranianas”.
Pero fueron más allá y dijeron que el ataque se llevó a cabo en la “República Popular de Donetsk”.
He aquí una contradicción, pues de manera oficial, con excepción de Rusia, ni Cuba, ni ningún otro país miembro de la Organización de Naciones Unidas, han reconocido a Donetsk y a Lugansk, como repúblicas independientes.
Sólo Vladimir Putin, en una jugada estratégica para justificar su agresión, reconoció como tales las regiones del oriente ucraniano donde, junto con la península de Crimea, comenzó el diferendo entre Moscú y Kiev.
El régimen de Miguel Díaz Canel apoyó, como mismo hicieron Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, “el derecho de Rusia a reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk”, pero ni a La Habana, Caracas y Managua, con todo y estar gobernados por unos parásitos ineptos necesitados de lo que puedan chuparle a Moscú, se les ha ocurrido pronunciarse sobre el tema en la ONU.
Estaría bueno ver si de repente –no sé, locuras que se le ocurren a uno- Isla de Pinos se declara territorio independiente.
De más está decir que el origen del conflicto, según Granma y sus apéndices Juventud Rebelde o Trabajadores, fue por las pretensiones expansionistas de la OTAN y del imperialismo norteamericano.
Apenas iniciaba la invasión, cuando Moscú anunció la posposición de los pagos millonarios de la deuda que Cuba tiene con Rusia.
Y como el que paga manda, Diazka se quedó quieto en base, como en los tiempos de la Unión Soviética, cuando el Kremlin ordenaba y Fidel Castro asumía genuflexo, aunque de dientes pa´fuera se hiciera el guapo.
Pero no se quedan ahí los ridículos de la prensa cubana.
El fin de semana, durante una transmisión del partido entre el Real Madrid y la Real Sociedad, correspondiente a la Liga Española de fútbol, el canal Tele Rebelde tapó deliberadamente un pequeño cartel en la pantalla que rezaba: “No a la invasión”.
Era algo pequeño, sutil, junto al marcador del partido, pero que dejaba en firme la posición de la liga ante la agresión rusa.
Eso lo vio el mundo entero, menos los cubanos. En ese espacio, un cartel negro con letras blancas decía “Tele Rebelde”, como si el canal cubano fuera el generador de la señal.
Pero como más rápido se coge a un mentiroso que a un cojo, las redes sociales expusieron el fraude y Tele Rebelde se tragó sus propios goles.
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