28 años después de que su hermano menor, Pablo Morales, fuera asesinado en aguas internacionales por cazas del régimen cubano, mientras estaba en una de las dos avionetas derribadas de Hermanos al Rescate el 24 de febrero de 1996, Nelson Morales siente la frustración y dolor de tanto tiempo: que no se haya hecho justicia con el mayor responsable de este crimen, Raúl Castro, a quien le envía hoy un mensaje.
Sin embargo, Nelson ahora siente que se abre una nueva oportunidad, tras el anuncio de un equipo de abogados de la Florida y de líderes políticos locales de que las leyes estatales aquí permiten no tener que esperar por el gobierno federal para iniciar un caso contra Castro por el crimen de los Hermanos al Rescate y que se inicie una investigación sobre la entrada a Estados Unidos con parole humanitario del piloto militar cubano, el teniente coronel retirado, Luis Raúl González-Pardo Rodríguez, por su rol en este hecho, para quien Nelson ahora pide una máxima condena.
Esta es la última foto que se conozca pública de Pablo Morales, a la extrema derecha de la imagen, junto con otros dos de los miembros de Hermanos al Rescate asesinados: Mario de la Peña y Carlos Costa el 17 de febrero de 1996, una semana antes de ser derribados en aguas internacionales por los cazas cubanos.
Nelson, quien en 1996 aún era marino mercante de la flota de Cuba, cuenta que estaba en Puerto Colón, Panamá, cuando habló por última vez por teléfono con su hermano Pablo, poco antes de morir.
Nelson narra a América Noticias que supo de la noticia del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate y de la muerte de su hermano también mientras estaba en el barco mercante de Cuba en Puerto Colon, Panamá.
Dice que se enteró que estaban buscando en ese buque a quien el régimen cubano llamó el hermano de uno de los terroristas de Hermanos al Rescate.
Y cuando se enteró de eso, se escapó del barco y se entregó a las autoridades panameñas.
Pablo Morales llegó a Estados Unidos como uno de los miles de balseros cubanos de la crisis de 1994.
Su hermano Nelson fue quien le compró la gasolina que necesitaba para la embarcación y escapar de Cuba.
Aquí en Miami, se unió a Hermanos al Rescate en agradecimiento, porque ellos lo hallaron en alta mar a punto de morirse en una tormenta.
Era el único que no era ciudadano de Estados Unidos, sólo residente, de los cuatro asesinados.
Tampoco era piloto. Trabajaba en un supermercado y los fines de semana ayudaba como voluntario a Hermanos al Rescate a buscar balseros en el mar, el mismo mar donde el régimen lo asesinó sin piedad mientras estaba en una pequeña e inofensiva avioneta.