Un cubano tiene que botar a la basura un cartón de huevos que le vendió una mipyme en La Habana a 1,600 pesos porque, como denuncia en un video publicado en la red social X por el perfil Café con Chícharos, estaban podridos.
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SUSCRIBITEUn cubano tiene que botar a la basura un cartón de huevos que le vendió una mipyme en La Habana a 1,600 pesos porque, como denuncia en un video publicado en la red social X por el perfil Café con Chícharos, estaban podridos.
Es que estas mipymes que el régimen permite desde el 2021, eso sí, siempre que pasen por su filtro político, y que ya suman más de 11 mil 200, siguen bajo el fuego cruzado de la polémica por sus precios casi imposibles para el cubano de a pie, el control y manejo que tienen sobre ellas figuras del propio régimen y ahora la nueva cruzada de las autoridades acusando a dueños de estas empresas de millonarios que extienden la corrupción en Cuba.
El misterioso caso de la intervención y cierre por militares de GAESA del mercado mayorista en La Habana Diplomarket, el llamado Costco cubano, y la aparente desaparición de su dueño, el empresario cubanoamericano Frank Cuspinera y su esposa Camila, que aún el régimen ni desmiente, ni confirma, parece el más reciente capítulo de la cruzada de la élite de la dictadura contra la iniciativa privada, como muestra de que continúa dividida sobre hasta dónde permitir que se expandan los negocios particulares en la isla.
A Diplomarket no lo habrían salvado de la guillotina ni sus gestos de ayuda a niños en La Habana sin amparo filial.
Como otra muestra de su falta de respuesta a la severa crisis económica y a las posibles divisiones internas de hasta dónde permitir la inserción en la economía centralizada comunista de manifestaciones capitalistas como las mipymes, el régimen acaba de topar los precios y ganancias que pueden decidir sus empresas estatales, cuando negocian con estas privadas, en su fallida política de bajar la inflación controlando precios y endureciendo las sanciones contra los comerciantes, pese a que ahora digan que esta cruzada no es contra nadie.
Según datos oficiales, más de un millón 600 mil cubanos trabajan en el aún muy cercado sector privado en la isla.
Unos 134 mil de ellos en las mipymes. Pero, pese a lo que diga la propaganda política de la dictadura, la autorización de estas empresas sigue teniendo muchos cortapisas, como la obligación de que sus propietarios tengan residencia permanente en Cuba, no tengan más de una mipyme registrada, que sean empresas estatales las que gestiones sus importaciones o exportaciones y por si fuera poco, que no se pasen de un límite de empleados.
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