Un joven vestido como un militar del ejército nazi fue premiado como mejor disfraz en una fiesta de Halloween celebrada el sábado en el Centro Cultural Maxim Rock de La Habana, lo que provocó un escándalo que terminó en el cierre de la institución.
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SUSCRIBITEUn joven vestido como un militar del ejército nazi fue premiado como mejor disfraz en una fiesta de Halloween celebrada el sábado en el Centro Cultural Maxim Rock de La Habana, lo que provocó un escándalo que terminó en el cierre de la institución.
El Instituto Cubano de la Música (ICM) publicó una nota en su perfil de Facebook, en la que asegura que “el hecho despertó la indignación de varias personas que manifestaron su repudio a tan deleznable suceso, tanto en las redes sociales como a través de denuncias directas planteadas a funcionarios del gobierno”.
“Dada la gravedad del hecho y la evidencia de la incapacidad de la institución cultural para preverlo, se tomó la decisión de cerrar, de manera inmediata, el Centro Cultural Maxim Rock, hasta tanto se esclarezcan los hechos, se hagan los análisis correspondientes y se tomen las medidas disciplinarias con cada uno de los responsables del suceso, que, además de constituir una violación de las directivas para la programación cultural, vuelve a poner sobre la mesa el tema de los peligros de la colonización cultural”, añadió el texto oficial.
El ICM acusó a los administradores del centro clausurado de promover incidentes lamentables que “violan flagrantemente la política cultural” del régimen.
Según el portal oficialista Cubadebate, la decisión de cerrar el Maxim Rock no es un ataque a la celebración del Halloween en Cuba.
“Aplaudir y premiar un disfraz de una figura causante del genocidio masivo de millones de seres humanos nos pone frente a un problema peor que va más allá del suceso y tiene que ver con la educación, la enseñanza de la historia y la formación de valores en las nuevas generaciones. En Alemania y otros países del mundo, estas formas de representación tienen consecuencias legales. En Cuba habría que tomar medidas de este tipo, porque cada año se exacerba esta penosa situación”, indica Cubadebate.
Las celebraciones de Halloween han ganado popularidad en la isla, a pesar de la reticencia del régimen a ello, por considerarlas un acto de transculturación, ajeno a las tradiciones cubanas.
Paradójicamente, Sandro Castro, el nieto díscolo del dictador Fidel Castro, es un ferviente promotor de estas festividades en los locales que posee.
El año pasado, en una fiesta de Halloween, jóvenes cubanos lucieron capuchas del Ku-Klux-Klan y preguntaban “¿dónde están los negros?”, lo cual causó indignación en las redes sociales y fue aprovechada por las autoridades para atacar la celebración, que calificaron de colonialismo cultural.
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