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SUSCRIBITE"Vine de visita. No voy a quedarme. De hecho viajé sola y por pocos días. En Madrid me esperan mis hijos, mi esposo, mi hogar y mi trabajo", dijo Amelia
La activista cubana Amelia Calzadilla, reconocida por su firme crítica al régimen cubano y su defensa de causas sociales, llegó esta semana a Miami en una visita corta y cargada de emociones. Desde su llegada, ha dejado claro que su estancia en Estados Unidos es temporal y motivada por razones personales de profundo significado.
“Vine de visita. No voy a quedarme. De hecho, viajé sola y por pocos días. En Madrid me esperan mis hijos, mi esposo, mi hogar y mi trabajo”, expresó Calzadilla en sus redes sociales, desmintiendo rumores sobre una posible permanencia en el país.
Desde su exilio en España, donde reside desde noviembre de 2023 junto a su familia, Calzadilla ha mantenido una presencia activa en redes sociales, combinando su nueva vida laboral con el activismo que la dio a conocer en 2022, cuando se viralizó un video suyo exigiendo cambios al gobierno cubano.
Su paso por Miami ha estado marcado por la emoción del reencuentro con la comunidad cubana en el exilio, pero también por el dolor. Su primera parada fue el emblemático restaurante Versalles, símbolo de la diáspora cubana, donde compartió con orgullo la experiencia: “Mi familia cubanísima sentía imprescindible que lo visitara”.
No obstante, la razón principal de su viaje no es el turismo ni la política, sino la solidaridad. Calzadilla se trasladó a Estados Unidos para acompañar a Eliannis Ramírez, madre del niño cubano Damir Ortiz, quien falleció el pasado 5 de abril en el Nicklaus Children’s Hospital de Miami, tras una dura batalla contra una infección severa. Según denuncias de la propia Calzadilla y otros activistas, el caso de Damir estuvo agravado por negligencia médica sufrida en Cuba.
“El motivo fundamental de este viaje es poder acompañar a Eliannis y a Idelisa Diasniurka Salcedo Verdecia en la despedida del niño Damir este próximo domingo 20 de abril”, explicó en una publicación.
Durante su estancia, Calzadilla también aprovechó para aclarar que su viaje fue costeado con sus propios medios. “Los trabajadores normales en el mundo moderno pueden pagarse sus vacaciones con el concurso de sus modestos esfuerzos”, señaló, en respuesta a quienes han intentado cuestionar su integridad con especulaciones sobre el financiamiento de su pasaje.
El fallecimiento de Damir conmovió profundamente a la activista. Desde España, transmitió en vivo para denunciar el colapso del sistema de salud cubano y expresar su dolor como madre: “Es un día muy triste para nuestro pueblo. Yo soy madre. La mera idea de perder a alguno de mis hijos no es que me haría sumamente infeliz, sino que acabaría con mi vida”.
Amelia ha convertido el luto en una herramienta de denuncia, insistiendo en que el caso de Damir no es un hecho aislado, sino parte de una crisis humanitaria más amplia. “No pueden seguir haciéndose oídos sordos ante la profunda situación de crisis humanitaria que enfrenta el pueblo de Cuba”, subrayó.
Desde su nueva vida en Madrid, donde ha logrado integrarse laboralmente —“puedo sustentar decorosamente a mi familia”, afirmó—, Calzadilla continúa su activismo, ahora con una perspectiva más amplia pero el mismo compromiso.
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