La tragedia volvió a golpear a la capital cubana este fin de semana con el colapso de dos edificios en los municipios Diez de Octubre y La Habana Vieja, dejando un saldo de cuatro fallecidos, entre ellos una niña de siete años, y poniendo de relieve la dramática crisis habitacional que vive la Isla.
El primer derrumbe ocurrió la noche del viernes en Diez de Octubre, cuando un edificio se vino abajo y dejó atrapado bajo los escombros a un hombre de 60 años, cuyo cuerpo fue rescatado por los bomberos, según reportó el diario oficial Tribuna de La Habana.
Horas después, ya en la madrugada del sábado, otro edificio multifamiliar se desplomó en La Habana Vieja, cobrándose la vida de tres personas, incluida la menor. La Asamblea Municipal de La Habana Vieja confirmó el saldo mortal y detalló que los equipos de rescate trabajaron intensamente para recuperar los cuerpos.
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Lluvias y abandono estructural
Las autoridades atribuyeron los colapsos a las fuertes lluvias de los últimos días y al grave deterioro estructural que afecta a buena parte del parque inmobiliario de la capital, una realidad que millones de cubanos enfrentan a diario.
Datos oficiales exponen la magnitud del problema: en La Habana existen 185.348 viviendas en mal estado, de las cuales 83.878 necesitan reparaciones parciales y más de 46.000 requieren reformas profundas. Además, casi 44.000 hogares son necesarios para dar techo a familias que, tras otros derrumbes, sobreviven en albergues estatales, mientras que se calculan 11.458 viviendas adicionales por crecimiento poblacional.
A nivel nacional, Cuba dispone de unos 3,9 millones de viviendas para 9,7 millones de habitantes, pero el 37% se encuentra en estado técnico regular o malo. El déficit habitacional supera las 856.000 casas, lo que equivale a casi el 20% de la demanda total, según datos reconocidos por el propio régimen.
Hoteles vs. casas para el pueblo
Expertos y economistas independientes denuncian que, pese a esta situación crítica, la inversión pública ha priorizado la construcción de hoteles, en especial de lujo, para impulsar el turismo, mientras que la construcción de viviendas para la población queda relegada.
La falta de mantenimiento, la escasez de materiales de construcción, la crisis económica, la pandemia y los huracanes han deteriorado aún más un parque inmobiliario que, en muchos casos, tiene más de un siglo de antigüedad.
El gobierno cubano prometió en 2018 una estrategia nacional para resolver el problema en diez años, pero los datos, la crisis y tragedias como estos derrumbes demuestran que la solución está lejos de concretarse, dejando a miles de familias expuestas a un riesgo mortal cada día.