El incremento del robo y sacrificio ilegal de ganado en Cuba continúa siendo un reflejo de la profunda crisis alimentaria y del deterioro del tejido social en el país. En la localidad de Báguanos, provincia de Holguín, un hombre identificado como Juan Tomás Almenares fue detenido tras exigir una recompensa de 60.000 pesos cubanos (CUP) al dueño de dos vacas robadas, a cambio de devolverle los animales.
A diferencia de otros casos donde el objetivo suele ser la venta clandestina de carne, este hecho constituye un caso de extorsión directa. Almenares habría ideado un plan para beneficiarse económicamente a costa del afectado, pero terminó arrestado por las autoridades en el barrio Los Jobos, según reportó el perfil oficialista Cazador-Cazado en la red social Facebook.
Aunque la propaganda estatal intenta presentar la captura como un logro en la lucha contra la delincuencia, lo cierto es que el robo de ganado sigue en aumento en todo el país. En la propia provincia de Holguín, una red de siete personas fue desarticulada recientemente, luego de operar durante largo tiempo dedicándose al hurto y sacrificio ilegal de reses. Durante el operativo, se incautaron más de 400 libras de carne, cuatro vacas vivas, cinco caballos y herramientas utilizadas para el contrabando.
Cifras oficiales indican que en Cuba existen más de 200.000 tenentes de ganado vacuno y bufalino, así como unos 167.000 équidos. Sin embargo, la aguda crisis económica ha provocado un incremento significativo de los delitos rurales, muchos de los cuales quedan impunes. Esta situación deja a los productores agrícolas en un estado de creciente vulnerabilidad.
El hurto y sacrificio de caballos también se ha disparado. En la provincia de Sancti Spíritus, por ejemplo, se han perdido más de 24.000 ejemplares desde 2017, lo que representa casi un tercio del total registrado. La pérdida de estos animales impacta gravemente la vida rural, donde son fundamentales para el trabajo y el transporte.
El diario oficial Escambray reportó que, solo en lo que va de 2024, cerca de 5.000 caballos fueron robados y posteriormente sacrificados por bandas organizadas. La falta de acciones efectivas por parte de las autoridades en las zonas rurales y periféricas ha favorecido la actuación impune de estos grupos.
En otro caso reciente, en la provincia de Artemisa, la Policía confiscó una finca que operaba como centro clandestino de sacrificio de ganado, tras una denuncia vecinal. En el lugar se hallaron grandes cantidades de carne almacenada y armas de fuego. Tres personas fueron encarceladas de forma provisional y el propietario enfrenta la pérdida del usufructo y la posible confiscación del inmueble.
La violencia también ha escalado en los campos cubanos. En el municipio de Abreus, Cienfuegos, el campesino Yordany Díaz fue asesinado por delincuentes mientras intentaba proteger su ganado. El crimen evidencia la falta de una vigilancia policial efectiva en el entorno rural, donde las fuerzas del orden priorizan la represión política por encima de la seguridad ciudadana.
El auge de estos delitos agrarios refleja no solo el colapso del sistema productivo en el campo, sino también la creciente desesperación de una sociedad asfixiada por la escasez, la inseguridad y la falta de respuestas gubernamentales. Mientras tanto, los campesinos siguen enfrentando solos una realidad cada vez más hostil.