La Habana — La mayor de las centrales flotantes turcas que operaban en Cuba abandonó este miércoles el puerto de La Habana, dejando al país con una sola patana activa y profundizando aún más la crisis energética que sufren millones de cubanos.
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SUSCRIBITEEn el momento de mayor presencia turca, Cuba llegó a tener ocho patanas de la empresa Karpowership operando en sus costas
La Habana — La mayor de las centrales flotantes turcas que operaban en Cuba abandonó este miércoles el puerto de La Habana, dejando al país con una sola patana activa y profundizando aún más la crisis energética que sufren millones de cubanos.
La embarcación, identificada como Suheyla Sultan —también conocida como Karadeniz One—, tenía una capacidad de generación de 240 megavatios (MW), y representaba una pieza clave en el frágil sistema eléctrico cubano. Su salida marca el declive de un acuerdo energético con la empresa turca Karpowership, que en su momento llegó a operar hasta ocho plantas flotantes en las costas de la Isla.
Aunque el Ministerio de Energía y Minas había anunciado días atrás la desconexión de la patana "por razones comerciales", nunca precisó la fecha exacta de su partida. Sin embargo, este miércoles imágenes difundidas en redes sociales confirmaron que la nave zarpó del puerto habanero, asistida por un remolcador.
Fuentes cercanas a la operación señalaron que el verdadero motivo de la retirada fue el impago por parte del Gobierno cubano, lo que pone en evidencia una vez más las dificultades financieras del régimen para sostener acuerdos internacionales.
En mayo pasado, medios independientes ya habían advertido sobre esta posible retirada, que en su momento fue desmentida por las autoridades. Hoy, se confirma oficialmente.
De ocho a una: el éxodo de las patanas
Durante el pico de presencia turca, Cuba contaba con ocho patanas operativas. Con la salida de la Suheyla Sultan, solo una central flotante permanece anclada en Regla, aunque también presenta fallos: según la Unión Eléctrica (UNE), tiene 37 MW fuera de servicio por falta de combustible.
El ministro de Energía, Vicente de la O Levy, ya había advertido en diciembre de 2024 que las patanas dejarían de operar en el país más pronto que tarde debido a la imposibilidad de seguir pagándolas. A pesar de hablar entonces de un plan a largo plazo con fuentes renovables nacionales, reconoció que no estaría listo para el verano de 2025.
Apagones históricos y colapso del sistema eléctrico
La desconexión de esta central llega en el peor momento. Solo este martes, Cuba experimentó uno de los días con mayor afectación eléctrica del año, con un déficit superior a los 2,000 MW y apagones extendidos a lo largo del país.
De acuerdo con la UNE, la afectación máxima fue de 2,010 MW, superando incluso las proyecciones. La crisis se agudizó por la salida imprevista de unidades clave en las centrales termoeléctricas Céspedes y Renté, sumándose a una larga lista de plantas fuera de servicio.
Para el horario pico nocturno de este miércoles se estima una afectación de al menos 1,858 MW, dejando a miles de hogares y sectores productivos en la incertidumbre.
Sin plan de emergencia y con la infraestructura colapsada
El plan gubernamental de avanzar hacia una “soberanía energética” basada en fuentes como la biomasa, el gas acompañante, la energía solar y eólica, sigue sin concretarse de forma significativa.
En tanto, las termoeléctricas envejecidas y deterioradas no logran cubrir la demanda básica del país. El resultado: más apagones, más calor y más frustración para la población.
La salida de la Suheyla Sultan no solo representa una pérdida técnica, sino también simbólica: una muestra del fracaso del modelo energético actual, de la falta de planificación y del colapso de los recursos estatales.
Hasta el momento, las autoridades no han emitido ningún comunicado oficial sobre la retirada de la central ni sobre medidas concretas para afrontar el creciente déficit energético.
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