Kaiser emergió al escenario político nacional a la sombra de José Antonio Kast, líder de la ultraderecha chilena, y alzó vuelo en solitario para desafiarlo como la nueva expresión disruptiva de la extrema derecha.
Para continuar, suscribite a americateve. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEKaiser emergió al escenario político nacional a la sombra de José Antonio Kast, líder de la ultraderecha chilena, y alzó vuelo en solitario para desafiarlo como la nueva expresión disruptiva de la extrema derecha.
Cuando faltaban dos semanas para las elecciones golpeó el tablero electoral y se instaló en el tercer puesto en las encuestas, por lo que podría convertirse en la sorpresa de unos comicios marcados por el pulso firme entre los ultras y una alianza liderada por una comunista.
Si bien inició su militancia en el Partido Republicano de Kast, las divergencias ideológicas pronto hicieron que desertara.
De heredero político a feroz opositor, pasó a desafiar públicamente no sólo a Kast —a quien acusa de haber abandonado la “agenda valórica”— sino a todo el sector conservador con un discurso que lo sitúa en la punta más extrema del espectro político, aunque rechaza el rótulo de radical.
“¿Qué sería extremo? Yo creo que extremo es matar a una guagua (bebé)... Defender guaguas no es extremo, es lo normal”, afirmó Kaiser a AP en rechazo al aborto legal . “Quizás tenemos un problema de qué es lo que considera hoy día nuestra élite intelectual normal y qué es lo que considera extremo”, argumentó.
Nacido el 5 de enero de 1976 en Santiago, es el mayor de seis hermanos. Vivió su infancia entre Santiago, Villarrica y Temuco y completó la enseñanza media en la Escuela Militar de la capital. Poco después, empezó a estudiar Derecho en la Universidad Finis Terrae de Santiago, pero no llegó a concluir el curso.
Decidió entonces viajar a Alemania para estudiar en la Universidad de Heidelberg, donde tampoco se graduó. Se radicó posteriormente en la región de Tirol, en Austria, donde desempeñó diversas labores, como asistente en un centro de rafting, camarero, obrero de la construcción, vendedor de automóviles de segunda mano y administrador de restaurante.
En paralelo cursó asignaturas de distintas carreras como Ciencias Políticas, Filosofía, Sociología, Economía, Historia y Derecho en la Universidad de Innsbruck. En 2016, lanzó el programa de Youtube “El Nacional Libertario”, en el que disparaba contra las ideas progresistas.
Durante una visita a Chile en 2019, en pleno estallido social, su voz contraria a las masivas protestas se propagó. Sus suscriptores aumentaron en decenas de miles y aprovechó la oportunidad para catapultar su candidatura a la Cámara de Diputados, para la que resultó electo dos años después.
En la contienda presidencial, a diferencia de otros candidatos que han centrado sus campañas en los tres ejes considerados prioritarios —seguridad, migración y economía— Kaiser rechazó dejar a un lado su “agenda valórica”.
“Desprecio profundamente a quienes tienen la soberbia de querer decirle a los otros cómo vivir, cómo pensar y en qué creer”, aseguró.
Pese a ser una persona “profundamente religiosa”, Kaiser asegura creer en el ”respeto irrestricto" de las decisiones individuales: “usted tiene derecho a hacer lo que usted quiera de su vida, en tanto usted no viole los derechos de terceros”.
Buena parte de las más de 200 páginas de su plan de gobierno están dedicadas a la “batalla cultural”, donde detalla medidas para abolir el lenguaje inclusivo, rechazar la “intromisión del Estado” en la crianza, educación y enseñanza y reafirmar el valor del matrimonio religioso y la ”autoridad" de los padres.
También aboga por la defensa de la vida desde la concepción y prevé “desinstalar la ideología de género”. En concreto, la revisión de la oferta literaria en bibliotecas de todo el país a fin de “eliminar el sesgo ideológico”.
“Aquellos libros expresamente para niños y adolescentes con contenido ideológico, sexual y corrompido serán descatalogados”, reza el proyecto.
Su plan igualmente contempla la flexibilización de la legislación ambiental, una política de mano dura para restablecer la seguridad y reducir el Estado al mínimo —llevando de 25 a nueve los ministerios—.
En conversación con AP, Kaiser no escondió su desprecio por lo que llama la “izquierda woke” —una corriente que se centra en la conciencia sobre la justicia social y rechaza la discriminación racial y de género— y su crítica a la derecha tradicional que, a su juicio, se “ha agotado en la defensa de intereses económicos”.
Entre otros principios, su militancia defiende el golpe de Estado de 1973, las expulsiones masivas de migrantes, la pena de muerte, la tenencia de armas y el indulto a los uniformados condenados por violaciones a los derechos humanos en el estallido social de 2019 y 2020.
Ante el inesperado pero sostenido aumento en las preferencias del electorado, Kaiser irrumpió en la recta final de la carrera presidencial con la aspiración de acaparar los votos de los antisistema y la promesa de mirar hacia el futuro para romper la racha de “30 años mirando hacia el pasado”.
FUENTE: Associated Press
Suscribite a nuestro Newsletter