El cierre del Quinto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, celebrado este viernes en La Habana, estuvo marcado por una escena que acaparó titulares: El dictador Raúl Castro Ruz, protagonizó un acto público de apoyo a Miguel Díaz-Canel en medio de la polémica reforma constitucional que elimina el límite de 60 años para ser elegido presidente en un primer mandato.
El veterano general, de 93 años, cerró la sesión entre gritos de “¡Viva Díaz-Canel!” y “¡Viva la Revolución!”, mientras el actual mandatario, de pie a su lado, devolvía el gesto con un “¡Y viva Raúl!”. El momento fue difundido en los canales oficiales de la Presidencia de Cuba como símbolo de “unidad” en la cúpula del poder.
Raul Castro reaparece en la Asamblea Nacional tras la renuncia de la Ministra de Trabajo y Segur.mp4
Una reforma exprés y sin consulta popular
Este acto simbólico coincidió con la aprobación de la reforma al Artículo 127 de la Constitución, que suprime la restricción de edad para aspirar a la presidencia por primera vez. La medida fue impulsada directamente por el Consejo de Estado, tras propuesta del propio Raúl Castro, y avalada sin votos en contra por los 440 diputados presentes, de los 462 que integran el Parlamento.
La justificación oficial se basa en el “envejecimiento poblacional” y la necesidad de aprovechar la “experiencia y fidelidad” de dirigentes veteranos, aunque críticos señalan que se trata de una jugada para garantizar la permanencia de la vieja guardia del Partido Comunista, incluida la continuidad de Díaz-Canel, quien ya sobrepasa los 60 años.
El presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo Hernández, explicó que la reforma no requiere referendo popular porque no afecta la duración de los mandatos ni altera principios esenciales de la Constitución. La decisión, sin embargo, ha generado cuestionamientos dentro y fuera de la isla.
Un Parlamento sin debate y lleno de polémicas
El ambiente en la Asamblea se tensó aún más luego de las recientes declaraciones de la ministra de Trabajo, Marta Elena Feitó Cabrera, quien negó la existencia de mendigos en Cuba, calificándolos de “personas disfrazadas”. Aunque su intervención fue respaldada inicialmente por los diputados, la indignación pública forzó a Díaz-Canel a tomar distancia y destituirla de su cargo.
En este contexto, el espaldarazo de Raúl Castro a Díaz-Canel se interpreta como un intento de reforzar la imagen de estabilidad en medio de una crisis económica severa, la emigración masiva y un clima de creciente descontento social.
Un escenario que perpetúa el poder
Antes de la modificación, la ley exigía que para ser presidente se debía tener entre 35 y 60 años, ser ciudadano cubano por nacimiento, sin doble ciudadanía, y gozar de plenos derechos civiles y políticos. Ahora, con la eliminación del tope máximo de edad, se allana el camino para que figuras de la generación histórica sigan controlando el poder.
Mientras tanto, la población cubana observa cómo se consolida un modelo político que concentra la toma de decisiones en una élite envejecida, mientras se profundiza la escasez, la inflación y la falta de oportunidades.