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SUSCRIBITEEs una medida que, según las autoridades, busca bajar la inflación, pero muchos cubanos saben que, al contrario, podría representar más escasez
Entre una suerte de alivio, pero a su vez y sobre todo de temor, ante la aplicación una vez más de una medida que ha demostrado ya su fracaso en Cuba, reaccionan los cubanos ante la imposición del régimen del nuevo tope de precios a una docena de alimentos y productos de primera necesidad que venden las Mipymes.
Es una medida que, según las autoridades, busca bajar la inflación, pero muchos cubanos saben que, al contrario, podría representar más escasez y más venta de esos productos en el imparable mercado negro en la isla.
La respuesta del Ministerio de Finanzas y Precios en Cuba ante los reclamos de los cubanos por este nuevo tope de precios ha sido en redes sociales la de decirle a los pobladores de la isla que trabajen para ganar más y a quienes llama vulnerables que piden ayuda por las vías oficiales en momentos en que muchos en el país ya consideran esta medida un suicidio económico, con un tope de precios de algunos de los productos irónicamente más alto del precio con el que se venden en estos momentos.
El nuevo tope de precios que el régimen primero anunció y después pospuso en días pasado hasta ahora imponerlo parece mostrar además el rol de las flamantes pequeñas y medias empresas privadas que importan y venden alimentos en Cuba, tan duramente cuestionadas por sus altos precios y por el férreo control que tiene sobre ellas el propio régimen.
Según este tope de precios, el pollo troceado se venderá ahora a 680 pesos el kilogramo; el kilo de leche en polvo a 1,675 pesos; el litro de aceite, excepto el de oliva, a 990 pesos; las pastas a 835 pesos; las salchichas a 1,075 y a 630 pesos el detergente en polvo.
Organizaciones independientes como el programa de monitoreo y denuncia de la (in)seguridad alimentaria en Cuba, conocido como Food Monitor Program, afirmó que el régimen estableció lo que calificó de economía de guerra y impuso este tope de precios a alimentos básicos en lo que sin dudas es una medida unilateral que afectaría al sector privado, desalentar las inversiones, fomentar un mayor desabastecimiento y por tanto, expandir aún más el mercado negro de estos productos en la isla.
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