Cuba continúa cerrando Negocios Privados y amenaza con cárcel a los que venden dólares en el mercado negro

En La Habana, el activista Endrys Arias, en un video publicado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, denuncia la calidad del azúcar que le vendieron por la libreta de racionamiento, irónicamente, en un país que otrora fue la azucarera del mundo.

Son dos muestras de la crudeza cotidiana que sufren los cubanos, en momentos en que una de las principales respuestas de las autoridades a la escasez de alimentos es más tope de precios, más acoso a negocios privados y más amenazas contra el popular mercado negro del cambio de dólares, entre ellas, la de imponer a quienes acuden a ese mercado informal, según el Código Penal del régimen, penas de dos a cinco años de prisión, multa de quinientas a mil cuotas o hasta ambas sanciones.

Lo cierto es que, hasta ahora, ninguna de las medidas de ajuste económico del régimen, que prometieron contener la inflación y aliviar el bolsillo de los cubanos, ha dado un respiro real a los pobladores en la isla. Al contrario, los ha hecho más pobres.

Mucho menos ha logrado ese alivio el ejército de inspectores y multas impuestas a los negocios privados que violen el reciente tope de seis productos básicos que venden las mipymes, con el despliegue incluso del ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro, encabezando esta cruzada oficialista de control de precios en Pinar del Río.

Dentro de esta esta cruzada contra los negocios privados, en La Habana, por ejemplo, las autoridades locales acaban de cerrar cuatro locales, supuestamente, por incumplir lo impuesto con la llamada bancarización y el uso de plataforma de pagos electrónicas, y obligaron a un grupo de comerciantes a que hicieron más de 70 ventas forzosas de sus productos.