Pero la nueva gerencia de los Marlins intentó dar un golpe de efecto frente a la comunidad cubana de Miami y no sólo firmó por cinco millones de dólares al hijo mayor del controversial ex jardinero y ex manager Víctor Mesa, sino que invirtió otro millón en su hermano menor, Víctor Mesa Junior.
Han sido cinco millones tirados al inodoro, pues, como resalta el comentarista Yoandi Castañeda, del sitio Pelota Cubana USA, tiene números válidos para el vergonzoso título de peor pelotero de las Ligas Menores.
Castañeda recuerda que el ascenso de Víctor Víctor en la pelota cubana no fue gracias a su calidad, sino al hecho de tener a su padre de manager en el equipo Matanzas, quien lo impuso en el jardín central por encima de Guillermo Heredia, quien era el titular de la posición no sólo en la provincia, sino en la selección nacional.
¿Resultado? Heredia decidió marcharse y hoy juega establemente en las Grandes Ligas con los actuales campeones Bravos de Atlanta.
Los Marlins ya han perdido las esperanzas de recuperar su inversión y lo único que le queda es que el menor de los Mesa salve la honrilla por la familia.
Es más joven, apenas 20 años, y tiene tiempo y espacio para crecer como jugador, aunque tampoco es que se proyecte como una estrella.
Pero ahora mismo, las apuestas se inclinan más a que ambos hermanos serán dejados tarde o temprano en libertad por los peces y terminarán de regreso en la devaluada Serie Nacional cubana, no escucharon la opinión de los periodistas cubanos que conocían la verdadera calidad del hijo del mediático ex jardinero central de las selecciones nacionales de la isla.