En el marco de sus primeros 100 días de mandato, el presidente Donald Trump anunció un alivio temporal a los aranceles que afectan a la industria automotriz, con el objetivo de impulsar la producción nacional y facilitar la reubicación de cadenas de suministro en Estados Unidos.
A través de un nuevo decreto, la Casa Blanca ha establecido deducciones del 15% durante el primer año y del 10% en el segundo para aquellas compañías que importen piezas con la intención de fabricar vehículos en territorio estadounidense.
Esta medida tiene como fin mitigar el impacto de los llamados "aranceles superpuestos", que afectan tanto a los automóviles como a materiales esenciales como el acero y el aluminio.
Desde el pasado 3 de abril, los vehículos importados están sujetos a un impuesto del 25%, salvo por las piezas provenientes de Canadá y México que estén amparadas bajo el tratado T-MEC. No obstante, el nuevo decreto establece que este gravamen no se sumará a otros ya existentes sobre componentes metálicos, lo que representa un respiro para los fabricantes.
Un periodo de gracia para reubicar la producción
La Administración ha concedido un periodo de transición de dos años para que las empresas trasladen sus cadenas de suministro al país. Durante este tiempo, los fabricantes que ensamblen sus vehículos en Estados Unidos y utilicen piezas importadas podrán recuperar parte de los aranceles pagados: un 15% del valor del automóvil en el primer año y un 10% en el segundo. Estas deducciones equivalen aproximadamente al 3,75% y al 2,5% del precio de venta, respectivamente.
“El objetivo no es castigar, sino ofrecer un pequeño impulso durante esta etapa de transición. Quiero que fabriquen aquí, pero les estoy dando algo de tiempo”, expresó Trump durante un mitin celebrado en Warren, Michigan, un enclave clave del sector automotriz.
Fomento de la producción nacional y seguridad económica
Según la Casa Blanca, esta iniciativa busca fortalecer la seguridad nacional al reducir la dependencia de las importaciones extranjeras de vehículos y componentes. Representantes del Departamento de Comercio indicaron que han mantenido un diálogo constante con los fabricantes, quienes ven factible el plazo de dos años para relocalizar sus operaciones.
La medida fue bien recibida por el Consejo de Política Automotriz de Estados Unidos, que representa a gigantes como General Motors, Ford y Stellantis. Su presidente, Matt Blunt, calificó la superposición de aranceles como una “preocupación significativa” y valoró positivamente el esfuerzo del Gobierno por aliviar esta carga.
Un mercado cada vez más dependiente de las importaciones
La preocupación del Ejecutivo se sustenta en las cifras: mientras que en 1985 las automotrices estadounidenses producían 11 millones de vehículos (el 97% del total nacional), en 2024 se vendieron cerca de 16 millones de unidades, de las cuales la mitad fueron importadas.
Aunque no se han revelado detalles sobre las tarifas aplicables a vehículos procedentes de China, se estima que, en el caso de los modelos eléctricos, los aranceles podrían alcanzar hasta un 245%.