Kiev, 31 de mayo – Ucrania llevó a cabo uno de los ataques más audaces y devastadores contra infraestructuras militares rusas desde el inicio de la invasión, al bombardear con drones cuatro aeródromos en el norte y centro del territorio ruso. La operación, calificada como “una de las más complejas” ejecutadas por Kiev, habría dejado más de 40 aviones de guerra destruidos, según fuentes oficiales ucranianas.
De acuerdo con el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), se trató de una “operación especial a gran escala” dirigida directamente contra aviones estratégicos rusos, incluyendo modelos con capacidad nuclear como el Tu-95 y el Tu-22M3, así como aeronaves de alerta temprana A-50. La ofensiva también alcanzó bases en las regiones de Riazán, Ivánovo, Irkutsk y Múrmansk, situadas a cientos —e incluso miles— de kilómetros de la frontera ucraniana.
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Una operación en silencio durante año y medio
Medios ucranianos y fuentes del SBU revelaron detalles hasta ahora desconocidos sobre la planificación del ataque, bautizado como “Operación Telaraña”. Según dichas versiones, la acción fue supervisada personalmente por el presidente Volodímir Zelenski y tomó alrededor de un año y medio de preparación.
Los drones FPV fueron introducidos en territorio ruso de forma clandestina, ocultos en cabinas móviles de madera que luego fueron montadas sobre camiones. Una vez posicionados cerca de las bases militares, los drones permanecieron ocultos bajo techos retráctiles que se abrieron remotamente en el momento del ataque, permitiendo su despegue simultáneo.
Un video difundido posteriormente mostró el momento en que varios drones emergen desde uno de estos camiones modificados.
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Daños millonarios y reacciones enfrentadas
Las autoridades ucranianas estiman que los daños causados por la ofensiva superan los 2.000 millones de dólares. Aún se está verificando el impacto exacto, pero imágenes compartidas en redes sociales muestran explosiones, aviones en llamas y columnas de humo en varias de las bases atacadas.
Uno de los objetivos fue la base aérea de Sredniy, en Siberia, donde, según el gobernador de Irkutsk, Igor Kobzev, los drones habrían sido lanzados desde un camión. También se reportaron impactos en la base de Belaya, en esa misma región, y en Olenya, cerca de Múrmansk, en el extremo noroeste de Rusia.
Pese al golpe, el Ministerio de Defensa ruso no ha emitido comentarios oficiales sobre la magnitud de las pérdidas. La agencia estatal rusa Tass informó que un conductor de camión presuntamente involucrado en el ataque será interrogado, y que ya se han producido algunas detenciones vinculadas a la operación.
Por su parte, el presidente Zelenski aseguró que todos los operativos ucranianos involucrados en la preparación del ataque lograron salir a tiempo del territorio ruso. Añadió que fueron utilizados un total de 117 drones, cada uno manejado por un piloto designado.
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Rusia también lanza una ofensiva masiva
En paralelo, Ucrania informó que durante la noche anterior se registró una de las mayores ofensivas aéreas rusas desde el inicio de la guerra. Según las autoridades de Kiev, al menos 472 artefactos —entre drones, misiles balísticos y de crucero— fueron lanzados por Moscú en una serie de ataques aéreos. La defensa antiaérea ucraniana asegura haber interceptado y neutralizado 385 objetivos.
Ambos episodios muestran una escalada significativa en la intensidad y el alcance de las operaciones aéreas en el conflicto, que entra en una nueva fase marcada por ataques cada vez más sofisticados y lejanos del frente de combate.